La ministra Chacón tilda la actuación militar de «impecable» a pesar de que «también tenían vacaciones y puentes». | Efe

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La ministra de Defensa, Carme Chacón, apuntó ayer que los militares «estaban en alerta» durante todo el viernes ante una posible afectación en el tráfico aéreo como consecuencia del inicio del Puente de la Constitución y de la aprobación del decreto, por parte del Gobierno, sobre las horas laborables de los controladores.

En declaraciones a la Cadena Ser, la ministra aseguró que la actuación de los militares del Ejército del Aire en la gestión del conflicto de los controladores fue «desde el primer momento, impecable», a pesar de que, según indicó, ellos «también tenían sus vacaciones y puentes». Chacón considera que ahora hay que «pensar en el futuro» para que no vuelva a ocurrir. En este sentido, destacó, que el estado de derecho es «muy fuerte» frente a estos colectivos y remarcó que existen «garantías» para «evitar que esta situación vuelva a suceder».

Por su parte, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que «el puente de la Constitución no era un puente normal, los controladores sabían que la iban a montar y por eso lo paramos». En una entrevista en RNE, el vicepresidente defendió que el Consejo de Ministros aprobara el viernes el decreto que regulaba las horas de los controladores y que provocó la huelga encubierta que mantuvo 'en jaque' a España durante 72 días.


Nunca más

Rubalcaba subrayó que el Gobierno va a impedir que esto vuelva a pasar y que mecanismos tiene para ello en la Constitución. «Hemos demostrado que no nos va a temblar el pulso para hacer, con la ley en la mano, lo que tengamos que hacer», añadió el vicepresidente primero del Gobierno: «las vamos a exigir».

Para Rubalcaba, todo lo ocurrido «no es más que un episodio de una guerra que trata de desmontar un edificio de privilegios que se ha construido durante muchos años por parte de los controladores». El ministro añadió que nadie se atrevía con este colectivo hasta que llegó José Blanco al Ministerio de Fomento. «No puede haber 2.000 trabajadores que periódicamente le echen un pulso, no al Gobierno, sino a los ciudadanos y al Estado», explicó el ministro de Interior.

Preguntado por si la crisis de los controladores ha beneficiado de alguna manera al Gobierno, el vicepresidente primero indicó que la noche de autos, cuando estalló el conflicto, en ningún momento salió en sus conversaciones con Blanco y con el presidente Zapatero que esto podría mejorar la imagen del Gobierno. «Es una crisis y a ningún Gobierno le gusta la crisis».