Mariano Rajoy es aclamado por los suyos momentos antes de pronunciar el discurso que pone punto final al congreso de Sevilla. | Efe

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El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, advirtió ayer del duro camino que queda para superar una crisis que aún no ha tocado fondo, pero se mostró convencido de que los españoles aceptarán los sacrificios necesarios y el rumbo marcado por reformas como la laboral pese a las protestas que ha motivado.

Rajoy aprovechó su discurso de clausura del 17 Congreso nacional del PP para dibujar el panorama económico que ante sí tiene España siguiendo su compromiso de ser realista y no engañar a nadie. «Los problemas son extremadamente graves, no se van a resolver en dos tardes y las medidas no serán agradables», resumió antes de advertir de que, por todo ello, su Ejecutivo va a seguir actuando «sin vacilaciones y sin perder un minuto».
Como ejemplo, hizo una cerrada defensa de la reforma laboral frente a las movilizaciones en toda España. Rajoy expresó su respeto por las mismas, pero consideró que la modificación de la legislación laboral es «justa, buena y necesaria» y es la que estaban esperando cinco millones de parados.

Sacrificios

«Si queremos que España crezca y cree empleo, hay que hacer esto que hemos hecho», señaló antes de sentenciar: «Así lo creo, así lo siento y así se lo digo a todos los españoles».

La mayoría de ellos están convencidos de que saben que, con el Gobierno del PP, ya hay solución a la crisis y, por tanto, van a arrimar el hombro sin «entorpecer la tarea» y van a apartar del camino a quienes «pongan obstáculos», añadió.

«Ha cambiado la actitud de la gente; no es que vean ahora la salida, pero ahora creen que existe una salida, ahora creen que podemos alcanzarla», añadió Rajoy a la vez que recalcó que, mientras dure el trayecto, habrá que asumir sacrificios.

En medio de la sucesión de referencias a la gravedad y aridez de la coyuntura actual, se vanaglorió de que su Ejecutivo, en siete semanas, haya hecho más reformas que en siete años del Gobierno anterior.

Por su parte, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, defendió la «unidad» del partido y aseguró que no existen en su seno personalismos y que sólo hay un líder: Mariano Rajoy.