Casi nueve años gobernando a los madrileños que dejan tras de sí, entre otras cosas, la mayor ampliación de Metro de la historia de la Comunidad, doce nuevos hospitales, la puesta en marcha y la consolidación de la educación bilingüe y, al final de su mandato, los recortes económicos mas drásticos que jamás haya conocido esta región.
Aguirre nunca se ha rendido. No lo ha hecho ni ante sus detractores, ni ante sus compañeros, ni ante el mismísimo Gobierno socialista, con pico y pala, el lema que hizo propio y que inculcó a los suyos.
Ha sido un azote fuerte para José Luis Rodríguez Zapatero, como él mismo lo ha reconocido alguna vez. Nada ni nadie ha arruinado sus proyectos, sus ideas; ni siquiera el polémico «tamayazo» consiguió arrebatarle su ilusión mas fuerte en sus 42 años en política: ser presidenta de la Comunidad de Madrid.
Retirada por enfermedad en 2011
Nada ni nadie excepto la salud, que fue lo que le falló en febrero de 2011, cuando Aguirre supo que padecía un tumor cancerígeno en una mama, una noticia que cayó casi tan por sorpresa como ha ocurrido hoy, cuando ha anunciado que deja la presidencia de la Comunidad y su escaño de diputada, pero no la vida política.
Una carrera que le ha llevado a ser, desde los años 80, concejala en Madrid, ministra de Cultura, presidenta del Senado y hasta hoy, presidenta de la Comunidad de Madrid.
Aguirre ha salido airosa de una caída de helicóptero, de un atentado terrorista en Bombay y de un accidente de coche, pero a los casi 60 años le ha fallado la salud, una de las pocas cosas que se escapan de su control.
Primera presidenta regional
Fue la primera mujer en llegar a ser presidenta regional y la primera en abandonarla voluntariamente. Fue la primera presidenta del PP de Madrid y la primera que se va también libremente de ese puesto porque, según ha dicho hoy, no quiere una «bicefalia», y también es la más firme defensora de las ideas liberales, aun por encima a veces de las convicciones de su propio partido.
Siempre marcada por el ideario del liberalismo, presume de tener buenos amigos en el PP, empezando por el propio presidente, Mariano Rajoy; por su antecesor, José María Aznar, y por la siempre controvertida relación que ha mantenido desde hace años con el hoy ministro de Justicia y exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardon, con quien ha protagonizado algunos de los episodios más polémicos de su carrera política.
Aguirre ha ganado tres legislaturas sucesivas en la Comunidad de Madrid y siempre por mayoría absoluta; ha realizado varias remodelaciones en su Ejecutivo para superar crisis de Gobierno y siempre ha estado a su lado el hombre que hoy le sucede en el puesto, Ignacio González, y que ha sido vicepresidente regional desde noviembre 2003.
Firme luchadora, espontánea e incluso algo deslenguada en el «tu a tu», la hasta hoy presidenta se ha mantenido en su sitio hasta el final e incluso no hace ni una semana que pronunció el que sería su último discurso del debate sobre el estado de la región en la Asamblea de Madrid, el pasado martes.
ETA y Eurovegas
Con toda seguridad, ese día Aguirre sabía que pronto anunciaría su dimisión pero eso no fue obstáculo para que hasta el final se hayan posicionado al lado de las víctimas del terrorismo y de espaldas a ETA, para que haya cuestionado la utilidad del Estado de las autonomías o, incluso, para que haya reclamado a los suyos que revisaran la financiación de Madrid porque estaba segura de que hay «algún error» en lo que el Estado da a los madrileños.
Aguirre se marcha con lágrimas en los ojos, dispuesta a seguir defendiendo sus convicciones políticas, aunque en un segundo plano y, tal y como no hace mucho anunció, es probable que retome su antigua profesión de técnico de Información y Turismo como dijo sucedería cuando dejase la presidencia regional.
Y se va de la sede de la presidencia madrileña de la Puerta del Sol el día en que se celebra en Madrid una huelga de Metro contra los recortes del Gobierno regional y cuando aún se desconoce dónde va a instalar Sheldon Adelson Eurovegas, la ultima ilusión de la presidenta, que ha soñado con poder crear miles de empleos que saquen a los madrileños de una crisis que ya afecta a 500.000 personas en esta autonomía.
Los que la conocen saben que Aguirre siempre habla, aunque lleve zapato plano, y tanto los que comparten sus ideas como los que no, saben que es difícil que una mujer así pase desde hoy a ser leyenda. El tiempo lo dirá.
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