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El número de ciudadanos españoles con intención de salir a trabajar al extranjero se ha multiplicado en los últimos años como consecuencia de la crisis económica, aunque el porcentaje continúa siendo reducido, según un estudio publicado hoy por la Comisión Europea (CE).

El documento, una revisión trimestral del mercado laboral europeo efectuada por Bruselas, destaca un importante aumento en la cantidad de nacionales del sur de Europa que se ha trasladado a otros países como Alemania y, especialmente, en el número de los que tienen planes para hacerlo pronto.

En el caso de España, el porcentaje de ciudadanos con interés en mudarse de forma permanente a otro país ha pasado del 9 % en el periodo 2008-2010, una de las cifras más bajas de toda la UE, al 14 % entre 2011 y 2012.

El aumento es mucho más relevante en el caso de los que tienen «planes» para trasladarse en los próximos 12 meses a otro Estado miembro, pues este ha pasado del 0,6 % de la población al 2 %, claramente por encima de la media comunitaria.

En el conjunto de la Unión, el porcentaje aumentó del 0,5 % al 1,2 %, es decir, que de 2 millones de personas con intención de cambiar de país a corto plazo se pasó a 5 millones.

Red EURES

El interés de un buen número de españoles por trabajar en otro país se confirma con los últimos datos de inscripción en la red europea de búsqueda de empleo EURES, relativos a este mes de junio.

España es con gran diferencia el país con más personas registradas en el portal, con un total de 294.000, frente a los solo 81.000 de junio de 2010.

El aumento es el mayor en toda la UE tanto en términos absolutos como relativos, según explica Bruselas.

En conjunto, más de la mitad del total de personas registradas en EURES proceden de España, Italia, Portugal y Grecia, cuatro de los países más golpeados por la crisis económica.

Ámbitos demandados

Aunque el número de puestos de trabajo sin cubrir en Europa se ha reducido, ciertos ámbitos como el de la administración, las ventas y los servicios siguen aumentando las ofertas, generalmente para personal cualificado.

La CE, que destaca en el informe el «sustancial y creciente número de personas que quieren moverse dentro de la UE», señala que por ahora esa voluntad que se ha materializado «parcialmente» a tenor de las estadísticas migratorias.

Bruselas señala el caso de los países del sur de Europa, «que registran niveles de salida más altos que antes de la crisis y en los que el número de inmigrantes a países del norte de la UE ha aumentado muy rápido».

Sin embargo, subraya que en términos absolutos el nivel de ciudadanos del sur que emigra al norte sigue siendo relativamente bajo, en especial si se compara con el de los países del centro y este de Europa que accedieron a la Unión a partir de 2004.

La tasa de emigración, de hecho, se mantiene baja en países como España e Italia, aunque ha aumentado con más claridad en otros miembros de la periferia como Irlanda, Grecia y Portugal.

Según Bruselas, el ajuste en el mercado laboral en España se está produciendo por ahora más por el retorno de inmigrantes de terceros países (especialmente latinoamericanos y marroquíes) que por la salida de españoles.

Paro juvenil

En su informe, con un apartado centrado especialmente en el problema del paro juvenil, el Ejecutivo comunitario analiza además el papel de los contratos temporales como vía de acceso al mercado laboral.

Según Bruselas, esta fórmula funciona adecuadamente en los países en los que ese tipo de contratos están vinculados en el caso de los jóvenes a su educación y formación, como ocurre en Alemania y Austria, países en los que el empleo juvenil apenas se ha reducido con la crisis.

«Sin embargo, cuando los trabajadores temporales jóvenes están en contratos a corto plazo de forma involuntaria (por ejemplo, en España y Polonia) hay riesgo de que queden atrapados en condiciones de inseguridad laboral», afirmó la CE en un comunicado.

Según Bruselas, esa situación «refleja los problemas de la segmentación del mercado laboral» en esos países, donde los trabajadores más establecidos «disfrutan de niveles muy altos de protección del empleo y los recién llegados están en paro o con contratos de corta duración».