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La dirección de Podemos asume que las elecciones de este domingo abren un escenario en el que tendrán que entenderse con otros partidos aunque, ante las posibles negociaciones que se plantean, se anticipa y avisa de que los ciudadanos no han votado pacto, sino «cambio».

Con esa premisa, Podemos mantiene «la mano tendida a todo el mundo», según ha señalado a los medios de comunicación su secretario general, Pablo Iglesias, quien también ha advertido al PSOE de que si quiere dialogar tendrá que dar «un giro de 180 grados», acabar con las políticas de recortes y asumir un compromiso de «tolerancia cero» con la corrupción.

De momento, Iglesias no ha hablado con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ni tampoco con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y, según ha contado, sólo le han felicitado por whatsapp los socialistas Susana Díaz y José Bono.

Como el resto de partidos, Podemos tendrá que empezar esta semana a cerrar estrategias de cara a posibles alianzas en las distintas comunidades y ayuntamientos.

La ejecutiva de la formación quiere de momento analizar en profundidad los resultados de la «jornada histórica» que se vivió ayer, según la ha calificado Iglesias, quien ha destacado que las grandes ciudades se han revelado como «el epicentro» del cambio, y que se ha producido una derrota sin precedentes del bipartidismo.

Sobre el caso concreto de Madrid y de cara a futuras negociaciones, Iglesias ha subrayado que «la jefa» en la capital «se llama Manuela Carmena», porque tiene «pocas dudas» de que la próxima alcaldesa madrileña será la candidata de Ahora Madrid.

La propia Carmena se ha mostrado convencida de que será la futura alcaldesa de la capital tras haber mantenido una conversación telefónica con el cabeza de lista del PSOE para el Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona, de la que ha sacado la conclusión de que lo más difícil ya está hecho y que ahora el camino es «cuesta abajo».

Para la dirección de Podemos el éxito de muchas de las candidaturas populares en las que concurría a las elecciones municipales, como Ahora Madrid o Barcelona en Común de Ada Colau, ha demostrado que fue «un acierto» su decisión de no acudir a los comicios locales con sus siglas y apostar por otras fórmulas.

Según fuentes de la formación, el próximo sábado está previsto que se reúna el Consejo Ciudadano estatal, del que forman parte también los líderes autonómicos de Podemos, quienes podrán exponer la situación en sus respectivas comunidades.

Iglesias ya ha avanzado que a la cabeza del diálogo con otras fuerzas políticas estarán los «compañeros que han encabezado las candidaturas» del partido.

No obstante, también ha recalcado que a partir de este momento, «las palabras ya no bastan» y que hay que demostrar con medidas la voluntad de cambio.

Esa será la máxima en la que Podemos centrará sus negociaciones en algunas de las comunidades autónomas, como Extremadura o Castilla-La Mancha, en las que pueden tener en su mano el cambio de Gobierno.

Iglesias ha admitido la «enorme responsabilidad» a la que se enfrenta Podemos, que asume con «muchísima ilusión» su papel en el nuevo mapa político, en el que sus concejales y diputados autonómicos lo primero que van a hacer -ha anunciado- es bajarse el sueldo.

Y para explicar su planteamiento de cara a los pactos, ponen el ejemplo de Andalucía, donde para apoyar la investidura de Susana Díaz Podemos ha exigido, primero, tolerancia cero con la corrupción; segundo, el fin de los acuerdos con los bancos que llevan a cabo desahucios; y, por último, la reducción de altos cargos para aumentar las plazas de maestros y profesionales sanitarios.

Esas tres propuestas específicas, según Iglesias, marcan la forma de actuar de Podemos en defensa de las mayorías sociales.

Pase lo que pase, el líder de Podemos se muestra satisfecho por el resultado de las elecciones autonómicas y municipales que, a su juicio, han inaugurado una «primavera democrática» que va a llegar hasta las generales de noviembre, en las que ha asegurado que se ven «en disposición» de poder disputar el poder al PP.

También ha vuelto a reconocer que hubiera preferido que el desgaste de los «partidos del régimen» fuera más rápido, y que el hecho de que no haya sido así les obliga a trabajar más duro y a esforzarse más a partir de ahora.