Antes de la renuncia, PSOE y Podemos habían pedido la comparecencia urgente del ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, ante el pleno del Congreso, no en comisión, para informar sobre el nombramiento de Soria.
La secretaria de Estudios y Programas del PSOE, Meritxell Batet, ha dejado claro que la decisión del exministro no elude la responsabilidad política de aquellos que tomaron la decisión de designarlo «y las mentiras que ese nombramiento escondía».
Y ha citado en concreto al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y a De Guindos, obligado, a su juicio, a dar explicaciones ante el pleno por el «daño» que ese nombramiento ha hecho a la imagen de España.
Batet ha insistido en que la designación no respondía a un concurso público entre funcionarios y, tras recalcar que, de hecho, no se convocó ni fue público, ha apuntado que tampoco fue un nombramiento ordinario de la Administración General del Estado, sino «una designación política que libremente tomó De Guindos».
«No era ilegal nombrarlo, era inapropiado y su renuncia así lo demuestra», ha subrayado Batet en rueda de prensa en el Congreso, convencida de que ese «despropósito político» ha dañado la imagen de España ante las instituciones financieras y en la esfera internacional.
Razones estas por las que, a su entender, la «imprescindible» comparecencia del ministro en funciones debe sustanciarse en pleno y no sólo en comisión.
La portavoz adjunta de Podemos en el Congreso Irene Montero ha convenido en que la decisión de Soria no evita que el Gobierno en funciones aclare la designación inicial después de que algunos de sus miembros y cargos del PP «hayan mentido» sobre cómo se llevó a cabo.
«Al principio dijeron que no sabían nada, luego que sí sabían, pero que era un concurso público para funcionarios, y luego parece que no, que era una designación más bien a dedo y que no podía presentarse el que quisiera», ha denunciado Montero en rueda de prensa en el Congreso.
Según la dirigente de Podemos, se trata de «una cuestión de interés nacional que afecta negativamente a España» como para que la comparecencia sea ante el pleno.
No obstante, Montero ha considerado que lo más relevante es que «la presión popular y la indignación ciudadana y de todas las fuerzas políticas» hayan conseguido que Soria «ni siquiera haya podido desenvolver el regalo» que De Guindos y el Gobierno «le tenían preparado como despedida» del Ministerio de Industria.
«Nos alega que la gente digna le gane la batalla, al menos de vez en cuando, a los indignos», se ha congratulado Montero tras recordar que Soria dimitió como ministro por su presunta implicación con los llamados papeles de Panamá.
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