Piquetes bloquean la Gran Vía con motivo de la huelga en Cataluña. | Reuters

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La huelga general convocada para este martes en Cataluña por los sindicatos CGT, IAC, COS e Intersindical CSC está teniendo un seguimiento «muy elevado» en sectores como el transporte, el comercio, la estiba o la agricultura.

Según CGT, numerosos piquetes de barrio o ciudad organizados en comités de huelga local están llevando a cabo movilizaciones en defensa del paro en calles y polígonos industriales.

Asegura, en este sentido, que se han montado «barricadas» en polígonos de Lleida, forzando el cierre de empresas.

El pequeño comercio, por su parte, está cerrado «en un muy alto porcentaje» en las principales poblaciones de Cataluña, mientras que en Barcelona el transporte público funciona con servicios mínimos en hora punta (entre las 06:30 y 09:30 horas y entre las 17:00 y 18:00 horas), mientras que el resto de la jornada la movilidad no está garantizada.

Mossos d'Esquadra

Los puertos de Barcelona y Tarragona también están «prácticamente parados» por el seguimiento «casi total» que está teniendo la huelga en el colectivo de los estibadores y de los remolcadores de grandes barcos, afirma el sindicato.

El sector agrario está asimismo en situación de inactividad y los arroceros del Delta del Ebro, por ejemplo, interrumpirán la cosecha, según CGT.

La Confederación General del Trabajo (CGT) y otros tres sindicatos minoritarios han convocado para este martes una huelga general como respuesta a la «violencia» ejercida por las fuerzas de seguridad en Cataluña el pasado 1-O.

En TMB -autobús y metro de Barcelona- la Generalitat ha decretado unos servicios mínimos de un 25 % en hora punta (de 06.30 a 09.30 y de 17.00 a 20.00 horas), mientras que el resto de la jornada no habrá transporte garantizado.

Según ha informado TMB, el metro y los autobuses están funcionando con la «normalidad» propia de un día de huelga general: el metro funciona en un 40 % comparado con un día normal, con esperas de unos nueve minutos y menos afluencia de viajeros porque mucho han optado por otros transportes alternativos.

El servicio de autobuses de la ciudad también está funcionando por encima de lo establecido por los servicios mínimos, al 30 %.

Cortes

Un total de 52 carreteras catalanas permanecen cerradas y en otras cinco hay problemas por congestión y marchas lentas, según ha informado el Servicio Catalán de Tráfico sobre datos a las 12.10 horas de la mañana.

En concreto la red viaria catalana presenta 52 carreteras cortadas, dos con retenciones y congestiones y otras tres con una marcha lenta, con motivo de las protestas.

Entre las vías cortadas figuran al A-7 en Tarragona; la AP-7, en varios puntos, como Cervià de Ter, Sarrià de Ter, Pont de Molins, Ametlla de Mar y Ampolla; la C-12, en Lleida y García; la C-16, en Berga y Sallent; la C-17, en Ripoll, Gurb, Mollet y Montcada; la C-25, en Rajadell; la C-32, en Mataró; la C-58, en Terrassa; la C-65, en Llagostera; la N-145, en La Seu d'Urgell; y la N-II, en Pont de Molins i Masnou.

También hay 9 kilómetros de retención en la AP-7, a la altura de Cardedeu, mientras que hay marchas lentas en la A-7, en La Canonja, en la C-32, en Mataró, y en la N-230, en Pont de Suert.

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Se da la circunstancia de que muchos ciudadanos que habitualmente se trasladan a sus trabajos con transporte público habían optado este martes por utilizar sus vehículos, al estar afectados los trenes, autobuses y metros por los paros, lo que ha contribuido ha dificultar aún mas la circulación en las carreteras.

Educación

Prácticamente todas las escuelas catalanas han cerrado sus puertas ante la falta de alumnos, que no acudieron a los centros siguiendo la convocatoria de «paro de país» apoyada por el Gobierno catalán.

El secretario general del sindicato de docentes Ustec-STEs, Ramon Font, ha explicado que esta formación había convocado una huelga general en el sector educativo y que «este martes a primera hora se preveía que tuviese un seguimiento superior al 80 %». El lunes por la tarde, desde el Departamento de Enseñanza se envió una carta a las escuelas en la que se daba libertad a cada centro para que se sumase a la huelga general o bien al paro general.

En la carta se concretaba que en ambos casos los servicios mínimos estaban garantizados, ha explicado Font.

En el caso de sumarse a la huelga general, los servicios mínimos decretados consistían en un miembro del equipo directivo en secundaria y en un miembro del equipo directivo en primaria más un docente por cada seis unidades, ha explicado Font, que ha informado que desde muchas escuelas «se consideraron abusivos los servicios mínimos decretados por Enseñanza».

Por contra, en el caso de que un centro docente decida acogerse al «'paro de país', éste tiene la obligación de atender a las familias que acudan», ha detallado Font, y si «no acuden al centro, éste podrá cerrar».

Ramon Font ha calificado la convocatoria de paro como de «cierre patronal» y ha argumentado que se trata de una figura «insólita e inédita».

El sindicalista ha criticado que «haber sumado la convocatoria de paro a la de huelga general ha convocado mucha confusión en el sector» y considera que «hoy el paro en la enseñanza será prácticamente total».

Críticas

La Confederación General del Trabajo (CGT) ha acusado a UGT y CCOO de inventarse el que han denominado como «paro de país» para ocultar su «inacción», al no dar apoyo a la huelga general de 24 horas convocada junto a IAC, COS y CSC para «luchar contra la represión y por las libertades».

Por su parte, CCOO, UGT y las patronales Pimec y Cecot, entre otras entidades que forman parte de la Mesa para la Democracia, que también integran la ANC y Òmnium Cultural, han avalado el denominado «paro de país» en protesta por la «violencia» ejercida el pasado 1-O por las fuerzas de seguridad del Estado.

CGT ha acusado a los sindicatos mayoritario de «decepcionar una vez más a los trabajadores hartos de la prepotencia del Estado, las reformas laborales y el sufrimiento acumulado».

El sindicato cree que hoy la gente que lucha por sus derechos «hacen huelga general» y que, «pese a la intoxicación de los denominados «sindicatos mayoritarios», los catalanes saldrán a la calle por «motivos laborales y también contra la bota militar que vertió nuestra sangre en los colegios donde estudian nuestros hijos».