Santi Vila. | Q.G.

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Santi Vila, el conseller de perfil más moderado del Govern, ha sido la última víctima política del PDeCAT que se cobra 'procés', al dimitir tras no haber podido convencer al presidente catalán, Carles Puigdemont, para que convoque elecciones y renuncie a una declaración unilateral de independencia.

Poco más de tres meses ha permanecido Santi Vila al frente del departamento de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, al que llegó a principios de julio en sustitución de Jordi Baiget, que fue destituido de forma fulminante después de que expresara en público sus dudas sobre la celebración del referéndum del 1 de octubre.

De hecho, el perfil mesurado de Vila hizo pensar que sería uno de los consellers que saltarían en la última remodelación del Govern, junto a otros miembros del Govern que militan en el PDeCAT, como Neus Munté o Jordi Jané.

Sin embargo, el entonces conseller de Cultura se mantuvo en el ejecutivo, asumiendo una nueva cartera, y reafirmó su compromiso con el derecho a decidir, adaptándose una vez más a las nuevas circunstancias políticas.

Santi Vila (Granollers, 1973) se ha definido siempre como un político pragmático, liberal, catalanista y moderado, y ha intentado en todo momento marcar perfil propio, permitiéndose en ocasiones tomar distancia con algún aspecto de la estrategia independentista o reconociendo públicamente su incomodidad por tener la CUP como socio parlamentario.

Estas diferencias quedaron patentes la pasada semana, cuando Vila se desmarcó del llamamiento de las entidades soberanistas a retirar dinero en efectivo de los principales bancos nacionales, una acción que no criticó nadie más del Govern.

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En un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, Vila aseguró: «Tensionar los bancos o dinámicas de boicot comercial no son la mejor manera de hacerse escuchar. Poner en riesgo la economía es siempre un autogol».

La permanencia de Vila en el actual Govern ha llegado hoy a su fin, una vez constatado que Puigdemont no tiene previsto seguir su consejo de convocar elecciones para frenar la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y a un día de que en el Parlament se inicie un pleno monográfico que podría desembocar el viernes en la aprobación de una declaración de independencia.

Vila, historiador y político militante del PDeCAT, fue alcalde de Figueres (Girona) entre 2007 y 2012, cuando de la mano del expresidente Artur Mas entró en el Govern como conseller de Territorio y Sostenibilidad, cargo que ocupó hasta el año 2016.

Durante su etapa al frente de esta conselleria, Vila, que siempre mantuvo una buena relación con la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, impulsó la línea 9 del Metro, renovó el parque móvil de los Ferrocarrils de la Generalitat e inauguró el aeropuerto comercial de La Seu d'Urgell (Lleida), entre otras actuaciones.

En enero de 2016 fue nombrado conseller de Cultura en el Govern de Carles Puigdemont y durante su mandato puso el acento en las políticas de fomento del hábito de la lectura o en el incremento de las aportaciones económicas a las grandes instituciones culturales, pero también destacó por su oposición a devolver a Sijena las piezas de arte almacenadas en el Museo de Lleida.

El 3 de julio de 2017 asumió la conselleria de Empresa y Conocimiento, donde ha visto cómo en las últimas semanas centenares de empresas catalanas -más de 1.500 desde el 1 de octubre- se han llevado la sede social fuera de Cataluña ante la incertidumbre jurídica derivada de la situación política.

Vila, de creencias religiosas, protagonizó en 2014 la primera boda homosexual de un miembro del Govern y es autor de diversos artículos científicos y de divulgación sobre el integrismo católico en Cataluña, aunque se ha interesado asimismo por cuestiones relacionadas con la memoria histórica.