Roger Torrent ocupa su asiento en el centro de la Mesa y se dirige por primera vez a la cámara en calidad de presidente del Parlament. | Reuters

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El nuevo presidente del Parlament, Roger Torrent, ha hecho un llamamiento a trabajar para poder «restituir plenamente» y «lo antes posible» el conjunto de instituciones catalanas, si bien ha evitado toda referencia a la «república» catalana proclamada en la última sesión plenaria.

En su primer discurso ante el hemiciclo tras haber sido elegido presidente del Parlament en la sesión constitutiva de hoy, Torrent se ha comprometido a «trabajar incansablemente» para que en la nueva legislatura «la política vuelva a situarse en el centro de todo».

Torrent ha apostado por «poner fin inmediatamente a la intervención» de las instituciones catalanas y por «recuperar la normalidad institucional necesaria», y ha eludido referirse a la declaración de independencia aprobada el 27 de octubre, última sesión plenaria del Parlament antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

El nuevo presidente ha expresado su compromiso de trabajar por ganarse la confianza, no sólo de los diputados que le han votado, sino también a los que no lo han hecho, ya que considera que esto es lo que le corresponde a su cargo, asumido «con un honor inmenso y una gran responsabilidad».

Sobre el hecho de que sea el presidente del Parlament más joven que ha tenido Cataluña, Torrent ha dicho que pensaba «hacer de la anécdota una categoría» y lo ha atribuido a «un síntoma de un relevo natural y decisivo en los espacios de decisión y responsabilidad políticas» y también al hecho de que «el país avanza».

Según Torrent, la doceava legislatura se inicia «en un contexto complejo y anómalo al que debemos hacer frente» y, en este punto, ha recordado que «hay escaños vacíos porque hay diputados que están en situación de prisión preventiva» cuando «en opinión de muchos juristas, esto es absolutamente injustificable».

«Otros diputados se encuentran en Bruselas advertidos de recibir el mismo trato si regresan al país, por lo que debemos denunciar contundentemente esta situación, que haya escaños vacíos, puesto que yo tengo que defender el derecho de expresión de todos los diputados, de los que están aquí y de los que no pueden estar».

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Torrent ha explicado que «corresponde a los grupos fijar la agenda y rumbo de los próximos años, pero en lo que dependa de mi, trabajaré incansablemente para que la política vuelva a situarse encima de todo».

«Conjurémonos todos para recuperar las instituciones y ponerlas al servicio de la ciudadanía», ha pedido, pero partiendo de la base de que «las urnas son el máximo instrumento de participación y nada que no implique respetar su voz no es asumible en términos de integridad democrática».

El nuevo presidente ha pedido «restituir la soberanía del Parlament», no sólo para dar continuidad institucional, sino también «para fortalecer los derechos civiles y sociales».

«Cuando hay una regresión de estos derechos tenemos la obligación de defender a los que más sufren por un sistema económico que genera desigualdades, y hay que hacer que la cámara sea una aliada de estas personas», ha reclamado.

Después de reivindicar, como alcalde que ha sido hasta ahora, el trabajo que se hace en el mundo municipal», Torrent se ha mostrado partidario de «buscar el entendimiento entre los grupos» y ha recordado que, a lo largo de su trayectoria política, «he procurado tender la mano y me comprometo a seguir haciéndolo».

«Por encima de las convicciones hay los principios, -ha dicho- y yo quiero hacer de la democracia y la convivencia los pilares principales de mi mandato, quiero contribuir a coser a la sociedad catalana».

También ha ratificado el compromiso contraído en la anterior legislatura de «abrir las reuniones de la Mesa a los grupos que no forman parte de ella» como expresión de «pluralidad».

Acorde con el tono de su intervención, Torrent ha concluido el discurso con un «Viva la democracia y viva Cataluña», evitando así la fórmula que utilizó en el arranque de la anterior legislatura su predecesora en el cargo, Carme Forcadell, que proclamó: «Viva la democracia, viva el pueblo soberano, viva la república catalana».