Todo ha empezado cuando el representante del Ministerio Público ha pasado a citar una por una comunicaciones concretas entre los efectivos desplegados en colegios y los mandos regionales de los Mossos, que eran los que coordinaban a todos los binomios --pareja de dos agentes--, para tratar de demostrar que desde la policía autonómica había una «inducción a no hacer nada».
Por cada comunicación que iba citando el fiscal, Trapero ha dado una respuesta intentando desmontar la teoría de la acusación: o bien ha defendido que la actitud de un equipo no se puede generalizar a todo el cuerpo, o bien ha aludido a la falta de efectivos o bien ha ofrecido algún razonamiento «coherente» sobre por qué los mossos manifestaban ciertas cosas a su centro de control.
PARAR A DOS MILLONES DE PERSONAS
Sobre una comunicación en la que un agente informaba de que el referéndum ilegal se estaba desarrollando «de forma pacífica y con total normalidad», Carballo ha preguntado directamente al mayor si «realmente sigue pensando que esos agentes iban a impedir» la votación, a lo que Trapero ha replicado que tiene «muy pocas dudas» de que la «actitud» de los 7.800 mossos y sus mandos «no era otra que tratar de impedirlo».
«Dentro del colectivo no sé si 10 ó 20 ó 100, dudo que muchos más, algunos por motivaciones ideológicas, hayan hecho menos, y eso lo tengo que asumir. La mayoría de ellos, su voluntad, su frustración era ver que no podían hacer más. Ni con los otros dos cuerpos policiales --Guardia Civil y Policía Nacional--, teníamos para parar a dos millones de personas. Se me puede hacer culpable de todo, pero cualquier persona lo puede ver», ha aseverado.
El mayor, que en todo momento se ha referido al 1-O como «referéndum ilegal», ha incidido en esta idea, añadiendo que «hay que entender esta frustración», puesto que, como ya remarcó en la primera jornada del juicio, los Mossos d'Esquadra no cuentan con «suficientes efectivos», pues con los números con que contaban el 1-O iba a haber «200 personas por cada policía». «Yo ya me daba cuenta de que iba a ser muy difícil. Pero que no se pueda no significa que no se quiera», ha apuntado.
En todo caso, ha querido dejar claro que los Mossos actuaban «bajo la dirección» de un único coordinador del dispositivo policial para el referéndum, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, sugiriendo así que él no era el único responsable en el cumplimiento de la orden judicial de impedir el referéndum.
«LOS MOSSOS LO HICIERON BIEN»
Las respuestas de Trapero en este bloque de preguntas sobre las comunicaciones internas del 1-O han ido siempre dirigidas a defender la actuación general de sus agentes, salvo «actuaciones incorrectas» que sí reconoce que se produjeron: «Con carácter general, los Mossos hicieron su trabajo, y lo hicieron bien, no hicieron ninguna cosa extraña».
«¿No es cierto que había una inducción a no hacer nada y una obsesión por levantar actas? Lo único que hacían era constatar que no podían hacer nada», ha insistido el fiscal, tratando de nuevo de poner en cuestión la versión del mayor y que éste aceptara estos términos. El acusado, una vez más, lo ha vuelto a rechazar.
Por otro lado, ha negado que, como ha afirmado el fiscal, los Mossos requisaran urnas al final de la votación para «dar una apariencia» de que se cumplía la orden judicial. «Lo hicimos porque la orden de la Secretaría de Estado decía que si no se había podido requisar antes ni durante la votación, se hiciera después. No lo hicimos con esa mirada perversa que dice usted», ha explicado.
En cuanto a la comunicación de dos agentes en un colegio de Barcelona donde estaba actuando la Policía Nacional, el exjefe de los Mossos ha explicado que el día del referéndum ilegal tuvieron que desplegar numerosos agentes que no estaban instruidos en orden público y que éstos eran más útiles «regulando el tráfico, ayudar a salir a los convoyes policiales o atener a los heridos». «Eso también es dar apoyo», ha dicho.
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