Fuentes del INE han precisado a EFE este viernes, que la electricidad sólo se empezó a desglosar de forma individual a partir del 2002, ya que anteriormente el órgano medía la variación de los precios eléctricos junto a otros componentes. En los 70 y los 80 la categoría del órgano estadístico era "agua y electricidad", por lo que esos aumentos superiores al 60 % incluían a los dos, aunque en aquel momento las variaciones del precio del agua no eran demasiado fuertes, por lo que el grueso del incremento correspondía a la factura de la luz. Entonces, la llamada "segunda crisis del petróleo" (1979) estuvo detrás del fenómeno.
Un 2021 y un arranque de 2022 en tasas históricas
Desde que en febrero del año pasado el precio de la electricidad registrara una caída del 3,1 %, la tendencia ha sido claramente al alza: repuntó un 14,6 % en marzo; un 36,9 % en abril; un 36,3 % en mayo; un 37,1 % en junio; un 26,9 % en julio; un 34,9 % en agosto; un 44 % en septiembre; un 62,8 % en octubre; un 46,7 % en noviembre; un 72 % en diciembre, y un 46,4 % en enero. Las cifras son históricamente altas en comparación con lo que ha sido habitual desde que hay registros (1977), y contrastan también con las bajadas que se repitieron durante parte de 2019 y 2020, que llegaron incluso a los dos dígitos. De hecho, en lo que va de siglo XXI apenas hay más subidas por encima del 20 %, con la única excepción de enero de 2017, cuando se encareció un 26 %. El reciente ataque de Rusia a Ucrania ha disparado las alarmas en toda Europa debido al papel de Moscú como abastecedor de gas y al rol de este último en la fijación de los precios eléctricos bajo el actual sistema. Por este motivo, España ya reclama a Bruselas que apruebe mecanismos para "desacoplar" el precio de la electricidad del que registra el gas.
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