Neus Truyol, regidora de Urbanismo e Cort. | plozano

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El Ajuntament de Palma tiene como objetivo limitar en el futuro la velocidad de toda la ciudad hasta los 30 kilómetros por hora y establecer las llamadas superislas donde se suprimirá el tráfico de vehículos a motor o quedará muy limitado.
Así lo ha informado este martes la regidora de Urbanismo, Neus Truyol, quien ha recordado que este jueves se celebra el Día Internacional del Cambio Climático y que desde el urbanismo se pueden tomar muchas medidas para hacer las ciudades más verdes y sostenibles.
Estudios científicos, ha recordado la edil, «demuestran que el Mediterráneo se calienta un 20 % más rápido que la media del planeta, por tanto estamos en un espacio muy sensible y tenemos que ser todavía más responsables y valientes a la hora de aplicar medidas para luchar contra el cambio climático».
Desde el Ajuntament, dijo, «debemos poner el marco normativo y las reglas del juego ante esta situación de emergencia climática global». Por eso ha indicado que en el contexto de la renovación del Plan General se plantean tres líneas de trabajo: la transición energética, el uso de la naturaleza como una aliada y la descarbonización de la economía.
En la primera línea una de las premisas de trabajo es que el mayor contaminante de la ciudad es la movilidad, especialmente la movilidad con el coche privado, «por tanto hay que tomar medidas para reducir esta dependencia con el coche y, por un lado, realizar un urbanismo de proximidad, donde los vecinos tengan mucho más cerca su lugar de trabajo, sus espacios de ocio, las escuelas y, por otro lado, pacificar el tráfico fomentando el transporte público, como por ejemplo con el tranvía, pero también realizando ejes cívicos, como Nuredduna o Cotlliure, e impulsando la superislas».
Las superislas, ha explicado, «son una conjunción de manzanas en cuyo interior la movilidad con vehículos queda muy reducida o limitada. Hay varias opciones por ejemplo que solamente pueda pasar peatones y bicicletas, o incluir el transporte público o quizá también incluyendo a los residentes».
Ejemplos de superislas, ha indicado, «será lo que veremos en el futuro en Son Busquets o en los alrededores de la antigua prisión, pero también consideramos importante que se puedan localizar espacios en diferentes barriadas del Eixample». La regidora ha añadido que se trata de un concepto que ya se ha impulsado en otras ciudades.
En el caso de Palma ha valorado que un lugar candidato a estas superislas sería la zona de Pere Garau, que tiene la mayor densidad de población de la ciudad, u otras zonas donde se padezcan problemas como la contaminación del aire o una mayor contaminación acústica. También espacios que estén alrededor de centros educativos o centros sanitarios. No obstante ha reconocido que «todavía deben identificarse los espacios concretos».
Truyol ha admitido que «está dependencia del vehículo privado se debe a la estructura urbana, que nos obliga a coger el coche para ir al colegio, al trabajo, a comprar ... por tanto si se impone un cambio de modelo urbano donde los barrios tengan muchas de estas necesidades cubiertas las personas tendrán menos necesidad de coger el coche».
Las súperislas, ha dicho, son compatibles con las zonas 30 que el Ajuntament ha empezado a poner en marcha. La edil ha recordado que en Palma hay una media de más de 900 vehículos por cada 1.000 habitantes cuando la media estatal es de 650.
También ha admitido que «uno de los objetivos del Consistorio es que toda la trama urbana de la ciudad tenga una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora para pacificar el tránsito».
En relación al uso de la naturaleza como una aliada, ha explicado que alguno de los proyectos urbanísticos están enfocados a la «renaturalizacion de la ciudad», como son el parque urbano del canódromo y su segunda fase en el velódromo. «También se están detectando otros espacios de oportunidad como ejes lineales». En este sentido, ha destacado la importancia de la recuperación de es Carnatge, cuyo plan de protección se incluirá en el Plan General.
Por último, Truyol ha declarado que la tercera línea de trabajo, relacionada con la descarbonización de la economía, significa «fomentar economías más respetuosas con el medio ambiente y con la vida».
Uno de los ejemplos para fomentar desde el urbanismo estas economías es la constitución de un Parque Agrario que se quiere crear en la zona periurbana y rural de la ciudad. Dentro del Plan General, ha explicado, «se ha identificado toda esta zona rural y queremos garantizar que de cara al futuro no pueda ser urbanizada, sino potenciar la actividad agraria».
Un 80 % de la alimentación de las Islas viene de fuera, ha informado, «por lo que se pretende fomentar los productos de kilómetro cero y poder abastecernos en un mayor porcentaje con alimentos de aquí».
Ha destacado también la necesidad de pasar de una economía de consumo de recursos a una economía que deje de consumir recursos de forma masiva, como los envases. Para ello el PGOU está definiendo una serie de espacios dentro de la ciudad donde se pueda desarrollar una economía de innovación y creativa,así como la economía vinculada con el mundo de la transición energética.