Comerciantes de la zona de Bonaire muestran el cartel contra el nuevo Acire que han colgado en sus negocios.

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Comerciantes y vecinos de la zona de Sant Jaume han comenzado a movilizarse contra la ampliación del Acire hasta la calle Bonaire, anunciado por el Ajuntament dentro del plan ‘Palma camina', porque consideran que perjudicará gravemente a sus negocios y a su día a día.

Este martes mismo, una representación de los comerciantes se reunió con el concejal de Mobilitat, Francesc Dalmau, quien trató de explicarles las bonanzas de una medida que afectará a las calles Bonaire, Santa Maria del Sepulcro, Jaume Duran, Hug de Ribesaltes, Aragonès, Joan de Cremona, Jaume de Santacília, Berenguer de Sant Joan, Carladès, Omeladès y Conflent, vías que hasta ahora son zona ORA y que probablemente en julio pasarán a convertirse en áreas de circulación restringidas reguladas.

Las explicaciones no convencieron a estas representantes, Olivia Barceló y Antonia Cañelles, que lamentan que «la decisión ya la tienen tomada y nosotros nos tuvimos que enterar por la prensa, apenas hay información».

Pero no se rinden, por lo que los comercios de la zona han colocado carteles en los que dejan claro el rechazo al cierre de estas calles al tránsito y nada más enterarse iniciaron una recogida de firmas. También están trabajando para presentar alegaciones.

Muchos vecinos también están en contra, pero otros no «porque aún no saben lo que implica un Acire», explican.

Los comerciantes recuerdan que vienen de un año muy duro de pandemia en el que apenas han hecho caja «y no nos podemos permitir el lujo de perder ni un solo cliente, pero eso es lo que pasará a la tercera que se les complique el acceso, por lo que en lugar de ayudarnos, el Ajuntament nos pisa un poco más». El concejal les expuso que los clientes podrán contar con tickets de aparcamiento «pero nosotros deberemos pagar el 50 %».

Los afectados reclaman al Consistorio que «piense en otra solución más flexible y que se adapte mejor al día a día de vecinos y comercios, como dejar circular en determinadas horas, por ejemplo, pero no se puede llegar y arrasar con todo». «Les pedimos que no se conformen con una medida de hace treinta años que nadie quiere, preferimos que hagan la calle Bonaire peatonal, pero un Acire es la muerte, los vecinos reaccionarán cuando nos empecemos a ir todos y esto se convierta en un Santa Catalina o un Drassana», auguran.

Este gobierno, añaden, «nos vendió diálogo y consenso, pero nosotros vemos una Palma muy diferente a la que nos dibujan, y desde Cort piensan que somos como Berlín o París, pero Palma no tiene nada que ver».

También sospechan «malicia» en que esta medida se vaya a poner en marcha este verano.