Este inmueble de la calle Joan Mestre también se encuentra okupado desde hace tiempo.

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A raíz de la okupación de un edificio entero en el número 63 de la calle Manacor, desde la asociación vecinal Flipau amb Pere Garau se lanza la voz de alarma sobre el gran número de inmuebles cerrados y abandonados (algunos okupados) con que cuenta este barrio y la contradicción que supone para una zona y, en general, una ciudad con una emergencia habitacional cada día más grave.

Al margen de los problemas de convivencia que en ocasiones provocan los moradores ilegales, como los del edifico de Manacor, el portavoz de la entidad, Nael Falo, denuncia que en Pere Garau «hay muchas casas vacías y gente sin casas, pero en cambio no tenemos leyes que permitan ejecutar expropiaciones tanto de solares como de edificios abandonados desde hace años, por lo que reclamamos esa regulación que sí existe en otras ciudades».

Flipau amb Pere Garau tiene contabilizados hasta seis edificios plurifamiliares (de dos o más alturas) cerrados en la barriada, dos de los cuales han sido okupados: el de la calle Manacor 63 y el de la calle Joan Mestre 10. Los otros están en las calles Reis Catòlics, Benet Pons i Fàbregues, Pere d’Alcantara Penya y Nuredduna.

Además, la entidad ciudadana sabe de al menos una quincena de casas bajas abandonadas y selladas, también algunas de ellas okupadas, y al menos cinco solares alrededor de la plaza de Pere Garau. Asimismo hay edificios abandonados en este barrio que no son viviendas, como es el caso del cine Metropolitan, de cuyo cierre se cumplen ya 11 años.

Falo recuerda que en el pleno de noviembre de 2018 el Ajuntament aprobó por unanimidad la compra urgente de solares y/o edificios vacíos en Pere Garau para uso social. «Pero esto no ha sido una prioridad para el Consistorio, que ha antepuesto su proyecto para la calle Nuredduna», lamenta.

La entidad critica, además, que el Consistorio «está tirando el dinero público en una colección de locales en alquiler. El último que ha alquilado ha sido el local para la biblioteca municipal, por el que paga 2.100 euros al mes desde abril y tras seis meses la biblioteca no está abierta».

Otro problema serio del barrio «es que la densidad de población sigue creciendo». Falo recuerda que «no se recomienda pasar de 40.000 habitantes por kilómetro cuadrado y aquí ya tenemos 42.000 y sumando». Indica que «según el Plan General, y en el nuevo esto no cambiará, todavía existe edificabilidad en el barrio, porque hay casas bajas que pueden ser objeto de tener más plantas, aunque, al mismo tiempo, tienen muy difícil poder tener un aparcamiento subterráneo porque su anchura no permite este tipo de infraestructuras».

En el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de 2014, recuerda por último, «ya se indicaba que en esta zona había un déficit de aparcamiento de más de 1.600 plazas, pero en cambio cada vez vive más gente aquí».