Cartel de protesta, en Santa Catalina. | M. À. Cañellas

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La Asociación Barrio Cívico de Santa Catalina ha elaborado un mapa de «zonas calientes» y ha anunciado la puesta en marcha de una campaña de denuncias contra los establecimientos «especialmente problemáticos», en cuestiones como el ruido, uso abusivo de terrazas e incumplimiento de horarios. La ocupación de la zona de tránsito, las salidas de humos en la fachada, la colocación de la televisión u otros aparatos de sonido en la vía pública, venta de alcohol más allá del horario permitido y la contaminación lumínica serán otras irregularidades que denunciarán al Ayuntamiento de Palma, han anunciado este lunes en un comunicado.

La entidad ha elaborado un listado de 27 locales, dividido en tres niveles de conflictividad. En los niveles más altos se encuentran las dos discotecas situadas en la plaza del Vapor de es Jonquet, dos de los bares de copas ubicados en la calle Monsenyor Palmer, el situado en la confluencia de las calles Dameto y Cotoner, y uno de la calle Fàbrica, todos ellos con horarios de cierre hasta altas horas de la madrugada. Este «censo de zonas calientes» lo controlan los vecinos más afectados, que están recabando información sobre el tipo de licencia que tienen, si se ajusta a la actividad que realmente realizan y si cumplen otros aspectos de la normativa.

De forma paralela, algunos residentes han iniciado mediciones acústicas con una entidad acreditada en la materia y los primeros resultados demuestran la clara vulneración de la normativa, tanto en la superación de valores límite como en la vulneración de los objetivos de calidad acústica. Dado el «atasco» existente para tramitar actas por ruido, tal como ha reconocido la Policía Local de Palma, la asociación Barri Cívic insistirá en la reunión prevista este jueves con el alcalde, José Hila, en la urgencia de agilizar la tramitación de los expedientes sancionadores, que podrían derivar en el cierre de los locales infractores. La campaña de denuncias es el segundo paso que da la entidad vecinal tras otra anterior de pega de carteles de protesta en ventanas, balcones y terrazas del barrio: Más de medio centenar de afectados por el ruido del ocio nocturno se han sumado a la iniciativa y en sus viviendas cuelgan las pancartas con el lema «Silencio, Respecto, Civisme».

La entidad ha emprendido las denuncias porque la iniciativa de los carteles «parece que no es suficiente para los incívicos» que impiden el descanso vecinal durante la noche y la madrugada. El balance de daños de este pasado fin de semana «vuelve a ser desolador», denuncian, con gritos y cánticos, incluso con megáfonos; un tránsito continuo de grupos de personas; aglomeraciones frente a los locales, que están situados justo debajo o al lado de viviendas con vecinos que quieren dormir; coches con la música a todo volumen; locales que no cierran la puerta, permitiendo así que su música invada la calle. El recuento incluye también vómitos y orines continuos en la vía pública, de los que han hecho fotos para atestiguarlos, y actos vandálicos en el mobiliario urbano y los vehículos de los residentes. Denuncian de nuevo la falta de efectivos policiales, «entre otras cosas porque el cambio de turno de madrugada coincide con la hora de salida de pubs y discotecas».