Margarita Campaner es nieta de L'amo Catiu, de Costitx, que vivió 103 años. Margarita, ayer cansada por la emoción, aún tiene una deuda pendiente que la angustia. El día del Alzamiento (18 de julio de 1936) su familia celebró una fiesta por los cien años de su abuelo. «El organizador de la fiesta era republicano y salió corriendo sin que pudieran pagarle por la fiesta ya celebrada», cuenta su sobrino. Margarita tiene bien vivo el recuerdo de que aún debe ocho pesetas por «12 jarras de vino, 20 gaseosas, tres botellas de anís y un brandy».
Cortejo en bici
Hija de un zapatero, Margarita Campaner se casó con un cortador de piel que iba en bici a cortejarla. El matrimonio se trasladó a Portopí para trabajar en los negocios de la familia, el bar Noray y la cafetería Sayonara, donde ejerció como cocinera y fue muy querida en el barrio. Es tan coqueta que cada semana va a la peluquería de la residencia. Otra de las homenajeadas fue María Borreguero, conocida como Mariquita, que ya ha cumplido 102 años y es de Son Espanyolet. La llaman sa Nana ya que, aunque no se casó, siempre estuvo rodeada de niños porque cuidó de sus sobrinos y sus sobrinos nietos que ayer la acompañaban. «Tiene muy buen carácter, ha cuidado de todos nosotros», dice una de sus sobrinas nietas. Sus familiares cuentan que una de sus aficiones preferidas era hacer ganchillo.
Irreverente
Catalina Zaforteza nació el día de Navidad de 1921 y es nieta de Bernando Calvet, que redactó el proyecto del Eixample de Palma y fue alcalde de Palma en 1906 y 1907. Mujer de carácter, se empeñó en ponerse pantalones en los años 60 para escándalo de los vecinos y estuvo viviendo 14 años en Venezuela. Fue de las primeras mujeres de laIsla en conducir y en su Seat 600 metía a dos adultos y nueve niños para ir a la playa. «Lo hacía para ayudar», cuenta esta mujer que sopló 101 velas. Ha heredado los resistentes genes de su bisabuela, que rebasó los 90 años. Empeñada en ser más alta, cuentan que cuando era pequeña se arrimaba a enfermos para intentar contagiarse, para así pasar más tiempo en cama y pegar el estirón. Rodeada de sus cuatro hijos, durante la fiesta de ayer Catalina recordaba que pasó dos veces la COVID asintomática y, para su desgracia, ya no toma coca-cola, a la que ha sido muy aficionada durante muchos años.
Margarita Frau se mostraba ayer exultante ante el gentío. Tuvo seis hijos y presume de haber sido contable en Casa Buades y Zapaterías Tascón. «Me pones una cuenta aquí delante y te la hago. Todavía hago sumas», dice muy resuelta. Sus hijos dicen que «tiene el colesterol mejor que nosotros» y ella presume de que «en la residencia estoy como en un hotel». Ha tenido seis hijos, siete nietos y cuatro bisnietos. Y tiene tanto carácter que «a los ochenta años se divorció de mi padre porque ya no le aguantaba más», dice uno de sus hijos entre risas. La residencia Fontsana Son Armadams estaba ayer de celebración para homenajear a sus centenarias, mientras estrena la reforma integral de este espacio sociosanitario.
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