Multitud de transeúntes, ataviados con bolsas y rollos de papel para envolver, han invadido Palma este sábado, día de Nochebuena. Quien aún no se hubiera hecho a la idea de la llegada de la Navidad, no ha tenido nada más que salir a pie de calle para palpar el ambiente navideño que se respiraba esta mañana. Lejos de la estampa de un sábado normal, las sensaciones se dividían entre una jornada de mil y un quehaceres y un día para el disfrute tranquilo, según lo previsor que había sido cada uno. Las arterias principales de Ciutat, como Sant Miquel, Plaça d'Espanya o les Rambles han acogido un trasiego constante y energético, aunque sin registrarse aglomeraciones.
«Hoy es una gincana: comprando cosas de última hora, para comidas, regalos...», aquejaba Maria de Lluc Mas Gelabert. Palmesana, con cuatro hijos, hacía malabares para compaginar el disfrute de los pequeños con los recados. Mientras los tres pequeños patinaban en su segundo día de vacaciones, ella iba tachando de la lista los preparativos para esta noche, entre ellos, uno de suma importancia. Su hijo Miquel, de 11 años, interpreta este sábado por la noche el sermón de la Calenda en la tradicional misa del gallo. Especialmente nervioso, Miquel espera con ansia los cromos del Mundial de Catar que, quizá, le traerá por la noche Papa Noel. A quienes les traerá muchos regalos Papá Noel será a Vivianne y Bárbara, que recorrían las tiendas del centro en busca, a última hora, de los presentes para su familia. Viven en Reino Unido y acaban de aterrizar en la isla para compartir estas fechas en familia.
Otra de los puntos de confluencia, además de las calles comerciales, han sido los mercados y supermercados. Allí sí se han dado algunas aglomeraciones para hacerse con los últimos productos necesarios para preparar la cena. Yurena García acudía como tantos otros al Mercat de l'Olivar con su hijo de dos años, al que no le faltaba espíritu navideño, ataviado con gorro de Papá Noel. «Cuando acabemos las compras lo llevaremos a las atracciones». Las cálidas temperaturas y un cielo más que despejado han animado a disfrutar en la calle, llenando muchas terrazas al completo. Además de para la restauración ha sido un día estrella para las floristerías. «La gente se está animando mucho, más de lo que nos esperábamos», aseguraba, muy contenta, Margarita Sastre, de Flors Marga. En las primeras horas del día ya habían agotado todas las flores de Navidad que tenían en tienda.
Ya con los regalos y el menú preparado, las hermanas Amalia y Patricia Soto han dedicado la mañana del 24 de diciembre al autocuidado. Patricia lo tenía claro: «Me he venido al centro a hacerme las uñas y comprarme ropa. Hay que ponerse guapa para las fiestas».
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Qué agradables de ver las fotos de las familias llenas de felicidad.