Biel y Toni Julià, relojeros municipales que arreglan En Figuera. | Pere Bota

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¿Quedaban más sorpresas por conocer del reloj del Ajuntament de Palma? Sí. Ayer por la mañana acudieron una vez más los relojeros municipales, Biel y Toni Julià, para extraer el último de los dispositivos necesarios para renovar los motores de En Figuera, que estará paralizado hasta el lunes que viene.

«Son motores de lavadora», confirmó Toni Julià, que llevaba en sus manos el último de los dispositivos que mantenía en movimiento a En Figuera. El corazón que mantenía el latido del reloj más conocido de Palma se movía no con marcapasos sino con motores de lavadora. En otra vida se habrían dedicado a centrifugar y aclarar la colada, pero en esta vida han cumplido su misión de mantener en hora el reloj de Cort durante 59 años.

«Había motores de lavadora pero también de una máquina de coser zapatos», cuenta Biel Julià, que se toma con filosofía la expectación mediática que reciben cuando acuden a Cort. «Eran motores de 1.600 revoluciones con corriente de 220 voltios. El año pasado fallaron y los arreglamos» pero ahora han decidido cambiarlos. Recurrir a un motor de lavadora o de máquina de coser fue una argucia del relojero de entonces para mantener vivo este reloj de la marca Collin cuya maquinaria se remonta a 1863.

Durante esta semana instalarán motores genéricos, «adaptaremos las pletinas y rectificaremos la maquinaria para que se adapten a estos engranajes». A falta de repuestos originales de fábrica, los relojeros municipales se buscan la vida a base de imaginación. A la manera de MacGyver, si no existe la pieza, se inventa. Una manera de sortear la obsolescencia programada que asola a los electrodomésticos.

Pero esta regla no se cumple con el reloj de En Figuera. Para esto está Toni Julià, maestro artesano relojero de Felanitx, junto a su hijo Biel, que se encargan desde hace dos años del reloj de la fachada de Cort, entre otros. «El motor de lavadora solo estaba en marcha unos segundos al día para subir las pesas una veintena de metros. Este reloj es eterno», explica Toni Julià, de la Rellotgeria Brújula, que nació en 1952. Biel Julià es la tercera generación de relojeros de la familia. En su haber ya cuenta con la experiencia del arreglo de los relojes de los ayuntamientos de ses Salines, Petra, Montuïri o Alaró.

«Antes a En Figuera se le daba cuerda dos veces cada día. El conserje de Cort y su familia vivían justo aquí abajo [una planta del edificio municipal donde se halla la esfera y baja el mecanismo del reloj]. El conserje le daba cuerda manualmente al levantarse y al acostarse». Esta función se suplió con los motores de lavadora y de la máquina de coser, ahora sustituidos. Biel y Toni Julià se encargan también del mantenimiento del resto de relojes municipales. Dicen que una de las llamadas más recurrentes al 010 es la de ciudadanos que advierten que En Figuera lleva retraso. A partir del lunes, estas quejas serán historia.