Patinetes eléctricos circulando en las calles de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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La polémica, lejos de atenuarse, continúa. Pese a que la popularización de los patinetes eléctricos los convirtió en un elemento más en las aceras antes de la pandemia, se siguen sucediendo las críticas y los accidentes en Palma. Los peatones luchan por recuperar su espacio en las calles, mientras que los conductores se defienden, abogando por la normalización de su presencia, aunque algunos hacen autocrítica y reconocen que «hay muchos que pasan de las normas».

El año pasado el SAMU atendió de urgencias, de media, a dos personas al día por un accidente en patín eléctrico en las Islas. Baleares está a la cabeza de España, con mayor número de siniestros graves desde 2021. En los últimos dos años dos personas han fallecido en la comunidad debido a un accidente con este tipo de vehículos. «Son unos aparatos del mal», resume Carla Oreña, residente en Ciutat y muy indignada con el «descontrol» con respecto al papel de los patinetes en el espacio público. «Soy estudiante de Auxiliar de enfermería y en mi ruta hacia el colegio cada mañana me encuentro con muchos patinetes circulando a una alta velocidad. No se cumple la normativa. Pasan a tu lado y a veces no te alcanzan por suerte. Me parecen muy peligrosos», declara. Reclama un incremento de la vigilancia a estos vehículos para que se cumpla lo que ya dice la ley, algo que, asegura, no pasa en la calle. Durante las entrevistas con los ciudadanos, a pie de calle, no dejan de pasar patinetes. ¡Ves lo que te digo! No van a velocidad del peatón -señala Carla-. En medio de la acera y así de rápido. Llega a pasar por en medio una persona y se la lleva por delante", advierte.

«Los peatones estamos subrogados a los patinetes y bicicletas»
Carla Oreña en Paseo Mallorca y, al fondo a la izquierda, un patinete pasando a toda velocidad.
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Sergio Llofriu pone en duda la regulación de las instituciones: "En este caso la tecnología ha ido muy por delante de la ley. Me da la sensación de que ni el Ajuntament de Palma ni a nivel nacional se ha sabido gestionar e integrar el patinete de forma adecuada" y ejemplifica que no entiende por qué en los carriles bici no hay pasos de peatones, como sí los hay en las calzadas o aceras. La opinión de los peatones es, por lo general, muy crítica con los conocidos como Vehículos de Movilidad Personal (VMP). A Xisca Palmer también la tienen indignada:«Muchas veces te tienes que apartar porque se te echan encima». Palmer pone el foco no solo en la calle, sino incluso dentro del transporte público: «Muchos los meten en el bus y ocupan dos o tres plazas cada uno». No cree que la normativa se ajuste la realidad de facto en la calle, aunque, al contrario que Oreña, señala no al Ajuntament, sino a los propios conductores, a quienes pide más conciencia y responsabilidad.

Carlos Oviedo con su patinete eléctrico.

Por su parte, los conductores se defienden. Carlos Oviedo utiliza a diario el patinete para ir al trabajo. El vehículo le facilita mucho el día a día. Es consciente de las críticas que suscita, pero las atribuye a la novedad aún que representan: «Es algo nuevo, mucha gente aún no está acostumbrada y no lo ve normal». Nunca ha tenido un accidente a bordo del patinete y se informa a menudo de las normativas que se van aprobando, incluso en otras ciudades. «Es cuestión de lo responsable que sea cada uno», concluye. David Abellán, otro conductor de VMP, sí hace autocrítica: «Hay muchos que pasan de las normas y por mucho que no se pueda ir a más de 30km/h, se pasan del límite porque se sienten impunes, sienten que no les van a multar». Reconoce haber tenido alguna que otra vez «algún susto», afortunadamente, nada grave.