Pintada en la estación del Tren de Sóller. | Ajuntament de Palma

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El Ajuntament castigará con multas de hasta 3.000 euros a los autores de pintadas vandálicas con la nueva ordenanza cívica, que está a punto de aprobarse tras concluir la fase de alegaciones. De hecho, el nuevo texto contiene una redacción algo más amplia que el borrador anterior, y no sólo se perseguirán los grafitis, sino todo acto que pueda «deslucir» bienes muebles o inmuebles en la calle, ya sean públicos o privados.

En concreto, donde la propuesta antes hablaba de pintadas, manchas, garabatos, inscripciones, rayas y arañazos y otros ejemplos, el nuevo texto prohíbe «deslucir bienes inmuebles de uso o servicio público, así como de bienes muebles o inmuebles privados en la vía pública». En ese caso la infracción se considera leve y la multa va de 300 a 750 euros. Pero si el acto supone una «degradación grave y relevante en espacios públicos o privados», (y no sólo por pintadas, sino «por cualquier medio»), pasa a constituir una infracción muy grave, con sanciones de 1.500 a 3.000 euros. El apartado especifica además que se incluyen bienes situados en la vía pública pero también fachadas y cerramientos de edificios.

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La ordenanza responsabiliza a los organizadores de actos en espacios públicos, obligándoles a velar para que durante la celebración no se produzcan degradaciones del espacio público; en caso de que ocurra, tendrán que comunicarlo inmediatamente a los agentes de la autoridad. Este precepto abarca eventos «de naturaleza cultural, festiva, lúdica, deportiva o de cualquier otra índole».
Por su parte, las fuerzas del orden estarán obligadas a incautar los materiales o medios empleados por los infractores y a levantar, siempre, la correspondiente acta. Al mismo tiempo, la ordenanza compromete al Ajuntament a limpiar o reparar subsidiariamente los daños de los bienes públicos, pero repercutiendo el importe a los responsables.

Desde enero hasta el final de octubre el Ajuntament ha retirado, en toda Palma, 13.839 pintadas situadas en mobiliario urbano como farolas, papeleras o bancos, y otras 839 en la vía pública y fachadas privadas. Esto supone más de 1.400 pintadas eliminadas al mes. Desde Cort han llamado la atención sobre el hecho de que algunos de los grafitis que han limpiado los operarios habían sido realizados en un lugar tan emblemático como las murallas de Palma, incluidos los bancos del Passeig de Dalt Murada. No es el único ejemplo de bienes protegidos dañados por los grafiteros. Precisamente, Emaya ha tenido que recurrir a empresas externas en intervenciones delicadas sobre elementos catalogados, como fue el caso de la estación del Tren de Sóller el pasado septiembre.

Cabe recordar que Emaya ofrece sus servicios de eliminación de pintadas vandálicas también en superficies de edificios privados en planta baja, con una tarifa bonificada de dos euros por metro cuadrado.