El tramo del Torrent Major que discurre entre Sóller y el Port se convirtió ayer por la tarde en una «imagen pirenaica» gracias al entusiasmo de un grupo de sollerics. Una docena de jóvenes aprovechó el impresionante caudal del torrente, alimentado por las últimas e intensas lluvias, para navegar a bordo de dos piraguas y dos lanchas neumáticas tipo zodiac hasta la desembocadura.
Apenas fue un trayecto de unos tres kilómetros, pues el periplo comenzó a la altura del puente de Can Dulce, pero hubo tiempo para algún que otro vuelco, con sus consiguientes remojones. En algunos momentos, la travesía era algo peligrosa por la proliferación de vegetación y cañas.
Lo inusual de la iniciativa provocó que numeroso público se congregara en los puentes y márgenes del torrente para contemplar a los animosos practicantes de rafting, el deporte de riesgo consistente en descender por aguas bravas.
«Ha sido un gustazo», comentó uno de los valientes navegantes, que expresó su satisfacción por haber superado la impresionante fuerza de las aguas.
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