Amador Noguera considera que el sistema que se está utilizando para canalizar pluviales no es el más adecuado. Foto: M.V.

TW
0
MIQUEL BAUÇÀ/MARIA VÀZQUEZ Modernizar las infraestructuras y embellecer el casco antiguo de Sóller tiene un presupuesto de 123 millones de pesetas, pero en opinión de algunos entendidos, como es el caso de Amador Noguera, el modo en que se están ejecutando las obras puede significar la pérdida irreparable de la antigua red de eixugadors que drenaba las aguas subterráneas de la ciudad hacia los torrentes y producir daños irreversibles en las construcciones.

En opinión de este amante del patrimonio arquitectónico solleric, y muy en concreto de la canalización tradicional del agua, pues él se dedica al sector de la fontanería, la instalación de tuberías herméticas para conducir las aguas pluviales y residuales por el interior de la antiguas acequias y alcantarillas representa un potencial peligro. Según Noguera, ante un caso de lluvias excepcionalmente intensas estas tuberías son insuficientes, por lo que el agua también discurriría por los eixugadors, unas minas construidas en piedra seca que debido a su altura permite secar las humedades al pasar siempre el aire. Pero al condenarlas, además de la pérdida de un patrimonio cultural, se favorece el mantenimiento de la humedad y las posteriores filtraciones hacia los sótanos o botigues vecinas. En su opinión, y muy a largo plazo, estas humedades pueden debilitar la cimentación de edificios tan importantes como la propia iglesia parroquial.