El obispo de Mallorca, Teodor Ubeda, prestó declaración ayer en
calidad de testigo ante la titular del Juzgado de Primera Instancia
número 15 de Palma en la vista preliminar del denominado «caso Ca
l'Abat», instado por el canónigo doctoral Bru Morey contra el conde
francés Jean Pierre Ollivier. Morey acusa a Ollivier de
aprovecharse de su buena fe y obtener la propiedad de la finca más
emblemática de la Serra de Tramuntana por 60 millones para ponerla
a la venta por 14 veces esa cantidad. Por ello, su abogado, Jaume
Grimalt, interpuso una demanda con el objetivo de que sobre la
possessió pesen unas medidas cautelares para impedir su venta hasta
que se resuelva el pleito.
Morey citó a «testigos relevantes», como el obispo de Mallorca y
el letrado Rafael Perera, para apoyar sus tesis. Ollivier no se
presentó en la vista, y Grimalt declaró que esa decisión puede
obedecer «a una triquiñuela para dilatar el proceso».
Teodor Ubeda declaró: «He venido aquí a certificar algo que
históricamente es así, y es que don Bruno Morey hace años que tenía
la intención de crear una fundación en su finca de Ca l'Abat, y que
en un momento determinado la ofreció a la diócesis de Mallorca».
«Como, evidentemente, la diócesis no tiene capacidad económica para
conservar aquella finca ni para gestionar la fundación, le dije que
no podía aceptarla. Ofrecía dos posibilidades, una fundación para
sacerdotes mayores y otra de tipo cultural, sobre todo, de diálogo
interreligioso, con el Islam, con otras religiones, pero claro la
diócesis no tenía posibilidades económicas», agregó.
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