Los vinicultores de las denominaciones de origen de Binissalem y
Pla-Llevant han acogido de forma diferente la propuesta del
conseller d'Agricultura, Joan Mayol, de crear una etiqueta única,
con subdivisiones, para promocionar los vinos elaborados en
Mallorca. Así, mientras los productores de es Raiguer son más
partidarios de mantener la clasificación actual (de hecho la
denominación de Binissalem ya está siendo reconocida fuera de la
Isla), los bodegueros del resto de la Isla aplauden el
planteamiento de promocionar los caldos mallorquines de forma
global.
El gerente de las bodegas J. L. Ferrer (Binissalem), José Luis
Roses, no es partidario de que se unifiquen las denominaciones:
«Existen motivos históricos, de tradición, de terreno y de
funcionamiento que justifican que se trata de dos zonas totalmente
diferenciadas». La gerente de la bodega Can Ribes (Consell), Maria
Antònia Oliver, coincide con Roses en que hay una clara
diferenciación entre las dos comarcas pero no cierra las puertas a
la unificación: «Todo depende de así como se enfoque». El
propietario de Jaume de Puntiró (Santa Maria), Pere Calafat, se
mostró receloso a la fusión.
El propietario de las bodegas de Son Bordils (Inca), Ramon Coll,
actualmente fuera de las denominaciones, está a favor de que haya
una visión conjunta del sector: «De momento, la ordenación es
parcial, ya que sólo se tiene en cuenta la denominación de
Binissalem y la del Pla-Llevant». Para Coll, la etiqueta única
permitiría la entrada de otros productores y «la unificación
facilitaría la promoción». Pilar Oliver, responsable de las bodegas
Miquel Oliver (Petra) manifestó su satisfacción ante el
planteamiento de Mayol: «Estamos de acuerdo con la propuesta del
conseller de hacer una sola denominación de origen para el sector
vinícola insular que permitirá promocionar los productos
mallorquines fuera de las islas».
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