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Apenas ocho año después de que el antiguo ambulatorio fuera reconvertido en centro de salud, el recinto sanitario que atiende a los pacientes de Sóller, Deià y Fornalutx sigue con numerosas deficiencias. El centro carece de ascensor y las consultas están el primer piso, lo que agrava aún más la accesibilidad de los pacientes con dificultades motrices y de las personas mayores.

El propio coordinador del centro, Guillem Mas, lamenta estos inconvenientes a los que añade que no hay sistema de calefacción ni aire acondicionado, y que el edificio presenta las desventajas de un inmueble antiguo: humedades y problemas de distribución del espacio, lo que dificulta la labor del personal médico. En la pasada legislatura, la edil de Sanidad, Magdalena Llabrés, negoció con la Conselleria de Sanitat una subvención de 50 millones de pesetas para instalar un ascensor y realizar un serie de mejoras. Nada más se supo.

El concejal de Sanidad del Ajuntament de Sóller, Antoni Femenías, admite que el edificio «ha quedado completamente obsoleto y es muy difícil mantenerlo en condiciones». El edil socialista no duda en calificar el centro de «tercermundista», motivo por el que se muestra partidario de buscar un nuevo emplazamiento antes que reformar el «Serra Nord» porque sería «llover sobre mojado».