Durante el verano de 1999 se suministró agua no potable en Puigpunyent, en la imagen, la entrada al pueblo desde Palma.

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ANTONI BETTI La sanción económica se ha visto reducida a una multa simbólica de 25.000 pesetas tras entender la Conselleria de Sanitat que, pese a las constantes mejoras realizadas por el actual equipo de gobierno en la red pública, el anterior Consistorio fue autor de una infracción administrativa grave porque el depósito municipal de distribución de agua potable carecía de la correspondiente autorización sanitaria.

Los hechos se remontan a día 10 de junio de 1999, tres días antes de celebrarse las elecciones municipales. Ante las numerosas quejas vecinales porque el agua que salía de los grifos era de una turbidez exagerada y de color marrón, dos inspectores de Sanitat llevaron a cabo una inspección en el único pozo del municipio que por aquel entonces suministraba agua a la población. Más tarde se supo que los demás pozos estaban inutilizados por falta de mantenimiento.

Ante las graves anomalías detectadas, el director general de Sanitat impuso una multa de 300.000 pesetas y ordenó al ex alcalde independiente Antoni Arbona el cese inmediato del suministro de agua a la población al constatarse que ésta no era potable. Al comprobarse la ausencia total de cloro, se instaba a limpiar y desinfectar urgentemente el depósito y las tuberías. En la resolución al recurso de alzada se reconoce que «el actual equipo de gobierno (formado por cuatro concejales del PSOE y uno del PP), nunca tuvo constancia en su día de que existiera una orden de suspensión en los pozos, ya que la misma no se encontraba en los archivos municipales».