El sencillo y emotivo homenaje tuvo lugar en el patio del Casal de
Cultura. Tras la presentación a cargo de Miquel Ballester y
Magdalena Pallicer, Josep Enseñat, director del Museu de Sóller,
destacó la sencillez y la labor del canadiense Robert Goulet en el
mundo de la literatura, reseñando que algunas de sus mejores
páginas han salido de su estudio de Fornalutx.
Goulet, visiblemente emocionado, agradeció la gentileza con su
persona y tuvo un recuerdo para su fallecida esposa. El literato
canadiense admitió que tras la desaparición de su pareja estuvo
dispuesto a regresar a su país pero admitió que le resultó
«imposible dejar aquí un ser tan querido». El alcalde de Fornalutx,
Andreu Barceló, entregó una placa conmemorativa a su ilustre
residente, a quien agradeció su elección.
El segundo homenajeado de la velada fue el empresario Axel Ball.
El batle de Deià, Francesc Salas, resaltó el trabajo de este
ciudadano de origen alemán en el mundo de la hostelería, primero en
el hotel Molí y luego en la Residencia, junto a Richard Brandson.
Ball respondió a la placa y a las palabras del alcalde agradeciendo
«un homenaje a unos extranjeros que ya no lo son». «Cuando marcho a
Alemania me siento extraño, porque yo soy un mallorquín»,
comentó.
La última placa de la noche fue para el estadounidense Norman
Holub, un hombre que ha llevado a través de conferencias el nombre
de Sóller, Mallorca y el Mediterráneo por medio mundo. «Norman es
para nosotros uno más pese a que no habla mallorquín», dijo Enseñat
en su presentación. El alcalde solleric, Joan Arbona, recordó una
anécdota cuando procedió a entregar a Holub su placa. El batle
desveló que durante un viaje a Estados Unidos, Holub le presentó a
unos amigos como el alcalde de Palma. «Y eso que aún no pensaba
dedicarme a la política. Eso hace que Norman tenga una visión
futurista», dijo.
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