«Ya decía yo que era raro no haber recibido ninguna carta en tres
meses». Este vecino de sa Ràpita creía que se habían olvidado de él
y que, como el coronel de la novela de García Márquez, no tenía
quien le escribiera. Nada más lejos de la realidad, pues
seguramente tiene un buen puñado de cartas en la oficina de Correos
de Campos. Lo que pasa es que no hay quien las reparta.
Vicenç Barceló regenta un estanco en sa Ràpita y hay mucha gente
que da la dirección de su establecimiento para que le envíen la
correspondencia. Vicenç comenta que hasta hace tres o cuatro meses
había una cartera «que lo hacía muy bien porque conocía la zona
perfectamente». «No sabemos por qué razón la destinaron a Llucmajor
y comenzó el caos», explica.
«Yo no digo que los carteros que la han sustituido no sean
competentes, demasiado hacen ellos. El problema es que Correos los
echa a los leones sin preocuparse». En este sentido, añade que «las
zonas de sa Ràpita, ses Covetes, s'Estanyol y Cala Pi han crecido
mucho en los últimos años y Correos no lo tiene en cuenta. El
cartero nuevo tendría que haber trabajado un tiempo con la anterior
para aprender».
Vicenç Barceló comenta que hay multitud de ejemplos que
demuestran que el servicio de reparto del correo es un caos. El más
evidente es que el pasado viernes llegó una carta con sello de
17-10-2000 junto a otra con fecha de 16-1-2001. «De seguir así, los
vecinos de sa Ràpita recibiremos las felicitaciones de Navidad por
Pascua, fíjate la ironía».
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