Los vecinos de sa Bassa Nova de Portocolom y los trabajadores de la
Casa del Mar están atemorizados por la presencia de un grupo de
jóvenes que se instalan por las noches y a veces también de día en
una antigua iglesia. Según comentan, «trafican con drogas, hay
movimientos extraños y no son gamberradas de chavales porque muchos
tienen coches».
Los trabajadores de la Casa del Mar, que alberga el Institut
Social de la Marina, un centro de atención primaria del Insalud y
la sede de la cofradía de pescadores de Portocolom, sostienen:
«Tenemos miedo a salir cuando ya ha anochecido. No podemos decirles
nada, pues un día una persona se atrevió a reprocharles que
hicieran tanto ruido con las motos y le rompieron los retrovisores
del coche».
De momento, no ha habido daños personales. Sin embargo, la parte
posterior del edificio de la Casa del Mar está completamente
destrozado. Hay pintadas, baldosas quitadas, no queda ni una farola
y hay restos de botellas de alcohol en todas partes. Una
trabajadora cuenta que el otro día estaba trabajando y unos
muchachos comenzaron a tirar botellas contra la fachada: «Si una
entra por una ventana me habría dañado».
Los vecinos y los trabajadores de la Casa del Mar han denunciado
en numerosas ocasiones lo que ocurre a la Policia Local y a la
Guardia Civil y «nadie hace nada, sólo pasan de vez en cuando». «El
problema es que si los echan de aquí se instalarán en otra zona»,
sostienen.
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