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El colectivo de ciudadanos musulmanes que residen en Inca y los pueblos de los alrededores ha abierto una cuenta corriente en La Caixa (2100 0800 52 0100394366) con el objetivo de recaudar donaciones en metálico con las que poder afrontar los gastos que implica tener abierta una mezquita en la ciudad. Además de las funciones estrictamente religiosas, la mezquita también ejerce una importante labor sociocultural.

Askir Abdellah, portavoz de la asociación Bentenyeb, explicó ayer a este periódico que la comunidad musulmana de Inca «no tiene suficientes recursos como para pagar todos los gastos» que implica tener abierto un centro sociocultural y una mezquita. El principal gasto es el alquiler del antiguo local comercial de la calle Salord (80.000 pesetas actualmente y 90.000 a partir de marzo, según Askir Abdellah) en el que está instalada la mezquita. Uno de los proyectos del colectivo es comprar un local donde instalarse en propiedad. Además, están los gastos derivados de la presencia de un profesor que enseña árabe y el Corán, las sagradas escrituras de los mahometanos, a los hijos de los inmigrantes instalados en la ciudad para que conozcan la cultura de sus padres.

Askir Abdellah comentó que la mezquita también ejerce de centro de acogida provisional para los musulmanes marroquíes, senegaleses o argelinos que llegan a la ciudad por primera vez mientras buscan un domicilio donde hospedarse «a los que hay que dar comida y ropa, si hace falta». La asociación Bentenyeb está «abierta a todo tipo de ayuda», sea de musulmanes o de católicos, bien por donaciones de dinero o por la entrega de ropa para necesitados.

La mezquita de Inca abrió sus puertas a principios de 1999 y ese mismo año la comunidad musulmana de la ciudad remitió una carta al Ajuntament solicitando la habilitación de un recinto en el cementerio para poder enterrar a sus difuntos según el rito musulmán.