La Sala de lo Contencioso Administrativo de Balears (TSJB) se niega
a que se ejecute una sentencia que el mismo tribunal dictó hace
once años. Se trata de la orden de cerrar el vertedero ilegal de
Son Olivaret, en Alaró, propiedad del Ajuntament, que la década
anterior se utilizó como lugar de depósito de basuras.
Fermín Quiñones, dueño de la finca es Puig, sita junto al
vertedero, mantiene un pleito con el Consistorio para conseguir el
cierre de esta instalación, por los daños que ocasiona a su
propiedad, y por la pérdida de valor. Los jueces le dieron la razón
y ordenaron el cierre inmediato del vertedero y la retirada de las
basuras. Además, la sentencia insinuaba que Quiñones tenía derecho
a ser indemnizado.
En 1992, este vecino llegó a un acuerdo con el Ajuntament para
solucionar el problema. El Consistorio le entregaba una
indemnización de unos cuatro millones de pesetas y se comprometía,
no sólo a no utilizar más la finca como vertedero de basuras, sino
a reconstruir los daños ocasionados. El acuerdo establecía un
periodo de cinco años para arreglar la finca. Este tiempo ha
transcurrido con creces y, si bien es cierto que Son Olivaret ya no
se utiliza para verter basuras, ahora se emplea como vertedero de
escombros de obras. El Ajuntament cobra un canon para depositar
allí estos restos.
Según señaló Quiñones, existe un gran peligro, no sólo
medioambiental, sino porque las paredes están a punto de caer. Esta
fue la causa por la que decidió presentar un escrito al TSJB
pidiendo la ejecución inmediata de la sentencia. La sorpresa fue
cuando el tribunal dictó hace poco una providencia en la que dice
que el acuerdo entre el Ajuntament y el vecino ha desvirtuado la
sentencia, y por tanto se niega a que se ejecute la orden que
obligaba a cerrar la instalación.
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