La familia Truyols-Rovira, conocida en el municipio de Artà como
los marqueses, han dado ya el ultimátum a las monjas de la Caridad
para que desalojen el convento de la Colònia de Sant Pere, en el
que han vivido los últimos ochenta años. El servicio de guardería
que las monjas han prestado hasta ahora terminará el próximo mes de
junio, hecho que obliga al Ajuntament d'Artà a municipalizar la
educación de cero a tres años y buscar una nueva ubicación.
No obstante, las monjas no abandonarán la Colònia de Sant Pere,
puesto que podrán trasladarse a la rectoría de la iglesia, gracias
a que el Obispado de Mallorca habilitará este espacio para que las
hermanas de la Caridad tengan un lugar donde refugiarse. De esta
manera, a pesar de que no podrán mantener la guardería, las monjas
seguirán ofreciendo la asistencia social que han prestado toda la
vida a la población como primeros auxilios, curas, visita a los
enfermos y mantenimiento de la iglesia.
El convento, propiedad de la familia Truyols-Rovira, está
habitada por tres hermanas. En el interior del edificio se
encuentra la aula-guardería, que alberga a unos veinte niños en
edades comprendidas entre cero y tres años. La casa dispone también
de una capilla, sala de curas, un patio y las habitaciones. El
alcalde de Artà, Montserrat Santandreu, explica que en la nueva
redacción de las Normas Subsidiarias se propone como zona de
equipamiento social el área que comprende el convento: «Esto
implica que en el edificio no se podrá hacer nada que no sea de
utilidad social, en ningún caso tendrá uso residencial y esto
evitará todo tipo de especulaciones».
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