Los hoteleros del Port d'Alcúdia han tenido que habilitar
habitaciones en sus establecimientos para alojar a sus empleados.
El sector ha tenido este año grandes dificultades para cubrir los
puestos de trabajo con personal procedente de la Península. Los
elevados alquileres desaniman a los empleados que se ven
imposibilitados para encontrar una vivienda digna durante los meses
de trabajo en la Isla. Los precios de la vivienda en la zona norte
de Mallorca se han disparado en el último año. Por un apartamento
de dos habitaciones se paga una media de 140.000 pesetas mensuales.
Incluso hay alcudiencs que han reconvertido viejas cocheras en
pequeños apartamentos por los que los trabajadores de temporada
pagan una media de 70.000 pesetas mensuales.
La concejala de Servicios Sociales del Ajuntament d'Alcúdia,
Mercedes Buendía, explica que «por eso algunos trabajadores
pernoctan en la playa o en caravanas». Los hoteleros han tenido que
improvisar para evitar que los temporeros se marchen antes de que
acabe la temporada. «Muchos han reformado sus hoteles transformando
offices y almacenes en habitaciones, otros han alquilado bloques de
apartamentos para poder alojar y algunos incluso han puesto
furgonetas para irlos a buscar a los pueblos vecinos como Inca,
donde los más afortunados han encontrado casa», explica el
presidente de la asociación hotelera de Alcúdia, Miquel Ramis.
La jefa de recursos humanos de la cadena hotelera Garden,
Magdalena Nicolau, comenta al respecto que ofreciendo alojamiento
no se soluciona el problema de falta de personal. «Muchos, cuando
les has dado el trabajo o el piso, aprovechan para pasarse por la
competencia y si encuentran un lugar donde ganan más abandonan»,
explica. Antonio Losada, jefe de recursos humanos de uno de los
complejos más grande de Europa, el Bellevue, comparte la misma
opinión. Esta práctica ha obligado a los hoteleros a subir los
sueldos este año.
Durante 2000, la federación hotelera llegó al extremo de tener
que repartir una circular pidiendo que por favor se jugara limpio,
ya que muchos hoteleros esperaban a los trabajadores a la salida de
la competencia para ofrecerles salarios más altos. Este año se han
sumado nuevas estrategias de captación. Hay un empresario que
ofrece un masaje semanal a las camareras de pisos como reclamo. Se
da el caso también en un complejo hotelero que se marchó con dos
autocares a Extremadura para buscar personal pero ahora la mayoría
se han marchado a otros establecimientos. A todos estos problemas
se suma, en opinión de los expertos, el cambio generacional que ha
supuesto la jubilación de gran parte del personal y la llegada de
nuevos rostros.
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