«Una cantera es un mal vecino», reconoce el empresario Jaume
Binimelis, directivo de la cantera del Puig de Sant Miquel de
Montuïri. Las detonaciones producidas por la extracción de gravilla
han provocado las repetidas quejas de una decena de vecinos, que
aseguran que sus viviendas sufren considerables temblores en su
infraestructura.
El alcalde, Gabriel Matas, asegura que «la actividad dispone de
todos los permisos y licencias en regla, y, ante esta situación el
Ajuntament, no puede hacer nada. No obstante, sé que la empresa
está de acuerdo en reducir el impacto de las detonaciones y llegar
a un consenso, con el objetivo de reducir los kilos de explosivos y
molestar el mínimo a los afectados, cuanto menos mejor».
La Conselleria d'Interior legalizó el uso de explosivos en esta
cantera con sentencias en contra. El Govern añadió la calificación
de «peligrosa» a una licencia que, según se decidió inicialmente,
solamente podía desarrollar actividades molestas.
Asimismo, Binimelis ha manifestado: «Nosotros ya reducimos la
cantidad de dinamita. No sobrepasamos los límites establecidos y la
cantera cumple las leyes».
Las dos primeras sentencias judiciales ordenaron la suspensión
de la actividad porque la cantera «sólo dispone de licencias para
actividades molestas». Consecuentemente, con este permiso no se
pueden utilizar explosivos. Finalmente, en base a esta
rectificación, el Ajuntament dictó un decreto permitiendo el
polémico uso en la explotación.
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