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CATERINA VENY/ J.M.S. «Cada vez que se produce una detonación en la cantera del Puig de Sant Miquel nuestras casas tiemblan como si se tratara de un terremoto. Los cristales vibran y los platos y vasos caen al suelo», ha manifestado indignado uno de lo quince vecinos de la cantera de Montuïri, que no han querido revelar su identidad por temor a represalias. Los vecinos de la cantera Gravilla San Miquel SA, sobre la que pesan dos sentencias que ordenan la suspensión de la actividad, denuncian: «Nuestras casas y cisternas están agrietadas a causa de las brutales detonaciones».

El malestar entre el vecindario va más allá de estas molestias que provoca la cantera ya que también denuncian que han perdido la confianza en Delegación del Gobierno, la Conselleria d'Interior, el Consell de Mallorca y el Ajuntament de Montuïri porque «obvian la sentencia de los jueces que instruyen el caso a pesar de que han obtenido la licencia de actividad peligrosa de forma irregular, a la que hay que añadir la calificación de molesta y la de peligrosa». Con todo esto, los afectados sólo creen en la Justicia: «Con ella iremos hasta el final».

Sobre la cantera pesan dos sentencias de marzo de 2000. Tras ser ratificadas en 2001, el Ajuntament de Montuïri hizo un decreto para levantar la prohibición de uso de explosivos, eludiendo la sentencia y amparándose en una resolución de la Conselleria d'Interior, desde donde fue otorgada la licencia de actividad peligrosa a la cantera «de una forma irregular, saltándose los trámites reglamentarios», apuntan los vecinos.

Además, los vecinos han denunciado los efectos negativos que la cantera ejerce sobre el medio ambiente. «La destrucción del paisaje natural es brutal y salvaje», afirman, y añaden que «lo más grave» es que la cantera está en un Àrea Natural de Especial Interés (ANEI y «parece un paisaje lunar con polvo y humo».