Unos albañiles comenzaron ayer por la mañana las labores de
apuntalamiento de la zona derruida del hostal Gili de la playa de
Son Moll de Cala Rajada (Capdepera), que el lunes por la noche
sufrió el derribo de cuatro balcones de la zona privada anexa a la
parte destinada a los clientes. Según los informes del arquitecto
municipal, además del apuntalamiento de la zona afectada, se deberá
asegurar mediante puntales una gran parte de la zona residencial,
explicó ayer la delegada de Urbanisme del Ajuntament de Capdepera,
Joana Aina Flaquer (Ucap).
Por otra parte, los albañiles que ayer trabajaban en el
complejo, señalaron que una vez asegurada toda la estructura, su
labor consistirá en repicar las paredes para comprobar cuál es el
estado de las armaduras. Hay que recordar que tanto el arquitecto
municipal como el director del hostal Gili indicaron que la causa
de que los balcones se desplomaran pudo ser motivada por las obras
realizadas hace unos años. En esta intervención, detallaron, se
cambió la ornamentación de los balcones y no se reforzó la armadura
que pudo haber cedido al no aguantar el peso de las nuevas baldosas
y adoquines.
El complejo dispone de tres edificios y el derrumbado, la zona
utilizada por el propietario para pasar sus vacaciones, es el más
pequeño y antiguo del hostal que fue modernizado en 1999 y tiene
580 plazas. Anteayer, la directora general de Ordenació Turística,
Fina Casals, y otros técnicos de la Conselleria de Turisme del
Govern de les Illes Balears visitaron el lugar del suceso,
acompañados por el alcalde Joan Pascual.
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