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Una veintena de vecinos de Llucalcari han expresado su oposición al derribo de los cuatro chalés ilegales por orden judicial. Los vecinos del núcleo han recogido firmas y las han presentado al Ajuntament para manifestar su protesta por esta medida. «Aunque derriben los chalés, no volverá a ser lo mismo; quedará un cementerio», indicó a este diario Juan Bibiloni, vecino de Llucalcari. «El camino que también se tiene que destruir está construido en un desnivel de cinco metros. Esto supondrá un movimiento enorme de camiones y la actividad de compresoras, pudiendo afectar a los cimientos de nuestras casas. Además, este camino actúa de cortafuegos en caso de incendio y facilita el paso de los bomberos o de ambulancias», agregó.

La mayoría de los vecinos de Llucalcari son partidarios de que los propietarios de los chalés sean sancionados económicamente por la ilegalidad cometida, pero no de que las viviendas sean demolidas. «Después de tanto tiempo ya están integradas en el entorno. Además, son viviendas de gran valor. Cada una, tendrá un precio de entre 400 y 500 millones de pesetas». El alcalde de Deià, Francesc Salas, indicó que comparte los argumentos de los vecinos, pero precisó: «No puedo pasar por alto la sentencia».

El Ajuntament de Deià ha presentado en los tribunales un escrito de súplica, solicitando que no ejecute la sentencia. En breve, el alcalde espera una contestación. «Si no se tiene en cuenta este escrito, presentaremos un recurso de casación». Este recurso sería la última vía legal para impedir el derribo de los chalés. De no admitirse a trámite, el Ajuntament deberá ejecutar la sentencia y proceder a la demolición de las cuatro viviendas.