En poco más de una semana, los representantes de Majórica han
puesto en conocimiento de las Administraciones Públicas su
situación económica y laboral. Sin embargo, no han avanzado ninguna
propuesta firme de futuro, a la espera del anunciado plan de
viabilidad que, según Arozamena, estará listo a medianos de
noviembre. Mientras, todas las Administraciones se han limitado a
escuchar y guardar un prudente silencio. El alcalde de Manacor,
Miquel Riera, aseguró ayer su «preocupación» por Majórica: «El tema
me interesa y preocupa y estoy dispuesto a implicarme todo lo que
sea necesario».
En términos similares se pronunció la presidenta del Consell,
Maria Antònia Munar, quien ya ha anunciado una visita a Majórica
para tener una mejor idea de la situación en Manacor. «Mallorca y
Majórica son dos nombres que van unidos», dijo Munar, quien se
mostró especialmente sensible con «la situación de los trabajadores
de la compañía en Manacor».
Anteayer, el conseller de Treball, Eberhard Grosske, expresó la
«máxima disponibilidad» de su departamento para facilitar el
diálogo entre las partes y «minimizar el impacto social de esta
crisis», en alusión a los trabajadores, que «son los primeros que
suelen pagar el pato» en este tipo de situaciones. El director
general de Treball, Fernando Galán, aseguró que el Govern solo
pretende «facilitar la interlocución» y que el Govern «tiene que
procurar que se alcancen acuerdos».
Por su parte, el vicepresidente del Govern y conseller
d'Economia, Comerç i Indústria, comentó tras entrevistarse con José
Azoramena que el Ejecutivo no tiene previsto dar ayudas económicas,
«sólo mediar».
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