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Eberhard Grosske, titular de Treball, instó ayer a los empresarios implicados en el conflicto laboral del Club Med (Santanyí) a buscar soluciones para los trabajadores del complejo turístico que permanecen encerrados en las instalaciones desde hace una semana. «Si no hay buena voluntad por llegar a un acuerdo, las empresas pagarán un coste elevado», amenazó el conseller. Por primera vez, los representantes legales de la propiedad de los terrenos, de la antigua explotación (Club Med) y de la nueva (Roxa) participaron en una reunión con los trabajadores convocada por la Conselleria de Treball en Palma.

La Conselleria de Turisme y el Ajuntament de Santanyí también estuvieron presentes en el encuentro. Ayer no se llegó a un acuerdo, pero Grosske quiso dejar claro que la obligación de las tres partes empresariales es recolocar a la plantilla de un centenar de trabajadores o pagarles indemnizaciones. «La situación es kafkiana», explico el conseller. «Los trabajadores no están despedidos, pero tampoco tienen un empresario».

El cambio de empresa explotadora del Club Med, actualmente en reformas, ha provocado el conflicto laboral. Los nuevos arrendatarios (Roxa) argumentan que han alquilado el complejo sin ninguna obligación complementaria y recriminan a la propiedad que el contrato no se firmase en los términos correctos, según explicó Grosske. «La tesis de la Administración es que hay un efecto de subrogación y que, por tanto, Roxa es responsable de los trabajadores. El Club Med, por su parte, tiene una obligación moral y no puede desprenderse de ellos de forma radical», dijo.

Manuel Pelarda, del sindicato UGT, en representación de los trabajadores, indicó que se podría producir un presunto delito social si la empresa incumple la resolución de la regulación de empleo, que fue rechazada por la Dirección Provincial de Trabajo. Afirmó que si hoy no se llega a un acuerdo definitivo tendría que intervenir la Fiscalía.