La Policía Local ordenó retirar todos los coches situados junto al cauce del torrente. Foto: C.V.

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La psicosis y la incertidumbre se extendieron ayer por la mañana en Manacor. El peligro de desbordamiento del torrente de sa Cabana de la ciudad creó tal alarma social que muchos vecinos recordaron la grave torrentada del año 1989. En poco más de dos horas cayeron cerca de 50 litros por metro cuadrado. Este tiempo fue suficiente para que el nivel del torrente subiera de una manera espectacular hasta el punto que sonó la voz de alarma de que se estaba desbordando. La Policía Local y el Ajuntament de Manacor extremaron las medidas de seguridad ante el peligro inminente de que se desbordara.

La alarma entre los vecinos, sobre todo del barrio de es Torrent, iba a más a medida que pasaban las horas. El sentimiento de temor por lo vivido hace trece años acabó con la normalidad de un día laboral cuando la Policía Local procedió a desalojar los vehículos aparcados en el barrio de es Torrent y se aconsejaba mucha prudencia. Una medida que fue adoptada en previsión de que se produjeran inundaciones.

La parte más crítica fue sin duda la de los vecinos. El presidente de la Federación de Vecinos de Manacor, Antoni Oliver, se cuestionó «si hay que esperar que haya muertos para que nuestros políticos solucionen el problema del torrente». Oliver se mostró muy crítico respecto a las actuaciones de los dirigentes, a quienes calificó de «ineptos»: «Tanto Matas como Antich tienen que ponerse las pilas, ya que si una torrentada provoca víctimas el pueblo se levantará».

Las obras del desvío llevan ya mucho retraso. En febrero de este año el Ministerio de Medio Ambiente anunció que se adjudicarían las obras, pero no se ha producido hasta el pasado mes. Ayer, el alcalde de Manacor, Miquel Riera, comentaba que tal vez esta intensa lluvia caída serviría para que «se fuera consciente de la urgencia de las mismas». «La empresa adjudicataria, Cavosa, me ha asegurado esta mañana que las obras empezarán como muy tarde a finales de octubre. El plazo de ejecución es de un año. Desde el Ajuntament se ha puesto a disposición de la empresa un técnico para acelerar estas obras», comentaba Miquel Riera.