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La popular Festa del Botifarró, que fue creada en 1966 por la Penya Motorista de Sant Joan y recuperada hace unos años por el sector comercial y empresarial de esta población, se consolida cada vez más, gracias a una serie de actividades culturales y de ocio que acompañan a la jornada festiva.

La fiesta se celebró en la plaça Constitució, lugar en el cual se llevaron a cabo todos los actos de animación. En distintas partes de la plaza había grandes hogueras para torrar el botifarrón, la sobrasada o panxeta, entre otros embutidos que se podían adquirir en uno de los estands ubicados en la plaza.

Desde el mediodía, y hasta bien entrada la noche, los asistentes pudieron contemplar las actuaciones de la colla castellera Al·lots de Llevant, acompañados por el Grup de Gralles, cuyas demostraciones fueron eufóricamente aplaudidas por un receptivo público.

Los Dimonis del centro cultural de Sant Joan pusieron la nota de color, o de terror, según se mire, cuando salieron a la calle a perseguir y asustar a los más pequeños. Los dimonis recorrieron casi todo el pueblo acompañado de los xeremiers y flabiolers del municipio. De vez en cuando, los más valientes se atrevieron a increpar a los feroces demonios que con su bastón pegaban a quién se acercaba a ellos. A pesar de las persecuciones, los niños lo pasaban en grande, aunque los más pequeños lloraban.

Pero la fiesta no terminó aquí. Los amantes del ball mallorquí tuvieron también su espacio para divertirse, puesto que el grupo folclórico santjoaner Aires de Pagesia contribuyó a la velada de baile popular. Los más jóvenes también pudieron disfrutar de la fiesta con el correfoc infantil del centro cultural de Sant Joan, que animados por la Xaranga de Tambors, hicieron reír y pasar un rato agradable a los más pequeños.