La Fira de ses Salines se distingue por apartarse de las
tradicionales y típicas muestras agrícolas y ganaderas y, por este
motivo, se le añade el apelativo de Espectacle. En la edición de
este año, el espectáculo corrió a cargo del Wingers Club de
Catalunya, que llegó sobre las 11.00 horas con unas 70 motos de
gran cilindrada «Goldwing» haciendo rugir sus motores. Los pistones
de las motos, sin embargo, no superaron el estruendo que en la
edición anterior provocaron los aviones de la patrulla Aguila del
Ejercito español, al menos para el alcalde de ses Salines, Joan
Burguera, quien en un parlamento nostálgico recordó desde lo alto
del escenario que «la Fira de hoy no supera a la del año pasado en
que nos visitó la patrulla Aguila».
Con todo, unas 25.000 personas visitaron la fira durante toda la
jornada de ayer, en la que pudieron contemplarse exposiciones de
pintura en la recién inaugurada reforma de las Escoles Velles y
todos los productos artesanales, ropa, productos ecológicos, joyas,
aparejos de trabajo y de cocina, libros y todo lo que cualquier
persona necesitara «firar» en los 500 expositores que llenaron las
calles principales de la localidad.
Algunos a los que no les van mucho las fires diferentes notaron
a faltar algo: «Es raro que no haya ni gallos ni gallinas». Sólo
había ponis en los que los más pequeños montaban mientras sus
padres se tomaban un refresco. Tras algunas ediciones de la Fira
Espectacle pasadas por agua, en la muestra de ayer lució el sol
durante toda la mañana, lo que propició la gran asistencia de
visitantes que al mediodía llenaron todas las terrazas de los bares
para comer y dejaron, así, las calles más o menos despejadas. Por
la tarde, la muestra continuó y concluyó con el concierto de
«Amistades Peligrosas».
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