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TOMEU OBRADOR
La iglesia parroquial de Sant Andreu de Santanyí experimenta un notable cambio de fisonomía. El pasado lunes se iniciaron las obras de un proyecto presupuestado en 180.000 euros. Las actuaciones consisten en la instalación de un nuevo embaldosado y subir el nivel del pavimento.

Sebastià Salom, el párroco, informó a Ultima Horaque en determinados lugares del interior del edificio religioso las baldosas se levantaban y se rompían. La tierra y la humedad eran algunas de las causas que hicieron urgente el cambio.

El antiguo embaldosado databa de 1929. De hecho, el lugar está plagado de tumbas, puesto que la construcción actual del templo fue levantada sobre el antiguo cementerio.

El término de ejecución del proyecto es de un mes pero todo hace pensar que las obras concluirán un par de semanas más tarde. Mientras, tanto en el exterior como en el interior de la iglesia se reflejan a diario imágenes impactantes, como las de palas que entran y salen transportando escombros, a la vista de vecinos y turistas que, sorprendidos, captan la instantánea con cámaras de vídeo. En la nave central no hay ningún banco, diversas imágenes han sido retiradas y la sensación que se vive en el interior es excepcional.

La iniciativa fue promovida por la Parroquia con los pertinentes permisos del Obispado. Está previsto que se comprometan económicamente, el Ajuntament y el Consell de Mallorca. Así, se hará una tómbola, entre otras acciones.

Otra de las cuestiones que ha derivado el proyecto es referente al monumental órgano. Hay algunos que piensan que se tendría que proteger del polvo con algun material, como por ejemplo plástico.

Las obras de construcción de la iglesia de Sant Andreu comenzaron en el año 1786 bajo el mandato del rector Pons. Concluyeron unos 15 años más tarde con el rector Danús. Hace 200 años que el edificio fue acabado.

Los dos rectores tienen su lápida y restos enterrados en el interior de la iglesia. Está previsto trasladar las lápidas sepulcrales de Pons y Danús a dos capillas del templo.

Se quiere levantar unos centímetros el nivel del pavimento para igualarlo con el suelo del Roser. En este sentido, este emblemático espacio, la iglesia antigua del pueblo, ha pasado a acoger las misas y los funerales. De una capacidad de 50 personas ha pasado a 140 personas habilitando más bancos. Pero los fieles que lo prefieran solicitan hacer los funerales en la iglesia de Cala Figuera, donde hay capacidad pera más de 500 personas.

Las obras van a buen ritmo y hay gran expectación.