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T.OBRADOR/G.VICENS
El jefe de Servicio de Urgencias y UCI del hospital de Manacor, Joan López, ha reconocido que en el centro comarcal se viene realizando «desde hace meses» la práctica del sorteo de enfermos entre personal sanitario. Según él, en declaraciones al programa televisivo de Manacor «De tot i molt», presentado por Miquel Àngel Ariza, «se sortean los enfermos con unas bolitas de papel y números, y te toca un paciente u otro. Y esto es inadmisible. Alfred Ferrando fue incapaz de acabar con esta práctica y le amenacé que de no hacerlo lo diría a las familias. La discusión que tuvimos ambos fue esta».

En este sentido, tal y como publicara Ultima Horael pasado martes, una presunta agresión de López a Ferrando acontecida día 16, ha derivado en una serie de movilizaciones que pueden repercutir en el funcionamiento del Hospital. Resulta que 15 supervisiones remitieron una carta a Gerencia en la que amenazaban de dimitir en bloque en caso de que no se aplique la máxima sanción, es decir la destitución, a López. Paralelamente, una veintena de médicos han mostrado su apoyo al presunto agresor, y la sección sindical de Comisiones Obreras entregó ayer a Gerencia hasta 334 firmas (del colectivo de enfermería, celadores y algunos médicos) que piden también «la máxima sanción recogida en el actual convenio colectivo, al Dr. Joan López». En estos momentos el caso está en fase de instrucción, interviniendo el IBSalut.

En el mismo programa de televisión, vía telefónica, López afirmó: «Yo no he atacado a nadie por la espalda. Es mentira podrida». Respecto al sorteo, calificó la práctica de «inmoral e improcedente», a la vez que lanzó un mensaje de tranquilidad: «Se sientan seguros. Yo y otros médicos e enfermeros velamos por los enfermos. No tenéis que coger miedo». «Desde hace 25 años trabajo y lucho para prestar la mejor asistencia médica», si bien detalló: «Es cierto que no siempre se me ha hecho caso a la hora de distribuir los recursos humanos de forma que los enfermos salgan lo más beneficiado posible». López prosiguió diciendo: «Tengo la conciencia bien tranquila», e incluso reconoció que «es posible» que haya un complot contra él por haber apoyado a la anterior gerente Caterina Ramon.