Los comerciantes destacaron también que, gracias al buen tiempo,
las ventas se produjeron durante todo el día, puesto que fueron
muchos los visitantes que se acercaron a Inca por la tarde después
de la jornada laboral. En los restaurantes se trabajó a destajo y
se realizaron varios turnos para poder atender a todos los clientes
tanto en la cena del miércoles, como en la comida del jueves. El
alcalde Pere Rotger se mostraba ayer satisfecho por el éxito de
esta edición del Dijous Bo: «Se nota que todo el mundo está
contento», dijo. Sobre la posibilidad de tener que limitar en
próximas ediciones el número de expositores, que según él superó el
jueves los 2.000, Rotger explicó que «el espíritu de esta ciudad y
del partido al que pertenezco nos obliga a abrir las puertas a todo
aquel pequeño comerciante que se quiera instalar en nuestra feria.
Siempre que podamos y haya medidas de seguridad, aceptaremos a todo
aquél que nos lo pida».
El alcalde también se felicitó de que tanto por la noche del
miércoles como durante el jueves no se produjesen incidentes
importantes, a pesar del gran número de visitantes (200.000 según
estimaciones de la Policía Local). «Todo el mundo que nos visitó lo
hizo en buena convivencia y con un comportamiento cívico, algo que
nos llena de satisfacción», señaló el primer edil de Inca. Por otra
parte, el Ajuntament informó que la página web del Dijous Bo
registró durante la jornada más de 32.000 visitas. En esta página
se podían contemplar imágenes de la jornada a través de seis
cámaras web instaladas en el centro.
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