Ayer fue un «día histórico» para la ciudad de Manacor. Así es al
menos como calificó el alcalde de Manacor, Antoni Pastor, la
inauguración de las obras del desvío del torrente de sa Cabana de
esta localidad, que ahora han llegado a su conclusión definitiva
después de más de 10 años de espera, no exentos de controversia. El
desvío del torrente de sa Cabana fuera del casco urbano de la
localidad fue una iniciativa promovida bajo el impulso de la
mayoría de las fuerzas políticas del momento a raíz de las graves
inundaciones que destrozaron la localidad durante el año 1989.
A pesar de que el desvío del torrente se ha llevado a cabo con
el objetivo de minimizar el efecto de las inundaciones en el núcleo
urbano, aun está por realizar la obra definitiva para terminar con
este problema: el ensanchamiento y reconducción del cauce actual
del torrente a su paso por dentro de la localidad. Una actuación
que tal y como anunció el conseller de Medi Ambient, Jaume Font,
será presentada en el plazo de un mes: «Será ejecutada bajo el
consenso de todas las partes afectadas». No en vano, la obra
implicará el levantamiento de un kilómetro y medio de parte de la
actual avenida del Torrent y tendrá un coste de unos cinco millones
de euros.
La actuación ha consistido en la construcción de un cauce
artificial de unos cinco kilómetros de longitud, con capacidad para
un caudal de 41 metros cúbicos por segundo en la desembocadura y de
89,8 m3/seg. en el tramo final, que permite desviar las aguas de
avenida y alejarlas del casco urbano poblacional. El director
general de Obras Hidráulicas del Ministerio de Medio Ambiente, Juan
M. Aragonés, destacó además, durante la inauguración, el
«tratamiento medioambiental» de la obra.
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