17/09/04 0:00
Un defecto de obra en la instalación de unos filtros para un depósito de la primera fase de ampliación de la depuradora de Pollença, inaugurada el pasado mes de julio, provocó que desde principios de este mes y durante días se vertieran varios miles de toneladas de aguas fecales sin depurar en el torrente de Sant Jordi, que desemboca en las playas del Port. Así lo confirmó ayer el edil de Medio Ambiente, Joan Comas, quien explicó que ésta es la primera explicación que ha ofrecido al Ajuntament el Institut Balear de Sanejament (Ibasan), responsable de la gestión y mantenimiento de la estación depuradora.
El desprendimiento de estos filtros provocó que la ampliación de la capacidad de tratamiento de la estación quedase fuera de servicio, sin que las antiguas instalaciones pudiesen asumir el caudal total, de la misma forma que ha venido sucediendo desde hace años. Así, el concejal de Medio Ambiente afirmó ayer que «este problema de contaminación es uno más de los muchos que se han producido en los últimos años por la falta de capacidad de la estación».
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