TW
0

Un defecto de obra en la instalación de unos filtros para un depósito de la primera fase de ampliación de la depuradora de Pollença, inaugurada el pasado mes de julio, provocó que desde principios de este mes y durante días se vertieran varios miles de toneladas de aguas fecales sin depurar en el torrente de Sant Jordi, que desemboca en las playas del Port. Así lo confirmó ayer el edil de Medio Ambiente, Joan Comas, quien explicó que ésta es la primera explicación que ha ofrecido al Ajuntament el Institut Balear de Sanejament (Ibasan), responsable de la gestión y mantenimiento de la estación depuradora.

El desprendimiento de estos filtros provocó que la ampliación de la capacidad de tratamiento de la estación quedase fuera de servicio, sin que las antiguas instalaciones pudiesen asumir el caudal total, de la misma forma que ha venido sucediendo desde hace años. Así, el concejal de Medio Ambiente afirmó ayer que «este problema de contaminación es uno más de los muchos que se han producido en los últimos años por la falta de capacidad de la estación».

El teniente de alcalde, Bartomeu Cifre, que acompañó a Comas en la rueda de prensa, explicó que a falta de que se instalen unas nuevos filtros, «la estación funciona con un nivel de depuración del agua saliente del 50%, pero se mejora día a día». Los miembros del PP defendieron el trabajo del nuevo equipo de gobierno en encontrar una solución. «En un año hemos conseguido que se amplíe y ejecute el anterior proyecto de ampliación para pasar de un caudal de 6.000 a 10.000 metros cúbicos, y que se ponga en marcha una segunda fase que permitirá depurar hasta 22.500 metros cúbicos», explicó Comas.