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Hay voluntad por resolver la crisis abierta entre PP y UM de Calvià, pero de momento ninguno de los dos partidos ha movido pieza. Ayer, el alcalde Carlos Delgado (PP) y el primer teniente de alcalde Isidre Cañellas estuvieron presentes en una reunión con un proveedor, pero una vez concluida ésta los ediles no hicieron mención a las acusaciones que se han vertido ambos partidos los últimos días. Además, según ha podido saber este periódico de fuentes solventes, el alcalde Delgado decidió ayer no pasar la agenda con sus actos oficiales al primer teniente de alcalde Cañellas. Desde hace tiempo, cada lunes, la secretaria de Delgado facilitaba a la de Cañellas la agenda para evitar problemas de representación del Ajuntament.

La tensión entre PP y UM es en estos momentos máxima, aunque es la culminación de una serie de desencuentros desde que firmaron el pacto de gobierno en 2003. Los choques se han producido básicamente en temas protocolarios y urbanísticos. En ocasiones, Cañellas ha quedado relegado a un segundo plano incluso en actos donde no asistía el alcalde, cuando como primer teniente de alcalde es la segunda máxima representación del Ajuntament. En cuestiones urbanísticas, también ha habido fricciones y diferencias con el teniente de alcalde de Urbanismo, Alberto León. Unió Mallorquina ya se desmarcó del PP el pasado mes de junio al no ser informado sobre una permuta urbanística en Palmanova para construir un centro de salud. En ese momento, Cañellas ya denunció «falta de transparencia».

Más tarde, en octubre, la recepción de las urbanizaciones de Santa Ponça ya puso de manifiesto de nuevo las diferencias entre ambos partidos. PP y UM ya habían votado por su cuenta también en una moción para defender el catalán en la televisión autonómica. Pero la crisis más importante se produjo hace tan sólo unas semanas cuando el PP culpabilizó a UM de no rebajar el IBI. El impuesto finalmente se rebajó, pero también se escucharon críticas de «traición y deslealtad».