Un auténtico pueblo. Así es como aparecen algunas urbanizaciones como Cala Mendia y Cala Magrana. Foto: C. VENY

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Desde el mar y a vista de pájaro, la imagen habla por sí sola. Un extenso paisaje de cemento y grúas domina buena parte del litoral del municipio de Manacor. De esta depredación humana sólo se salvan las calas vírgenes que aparecen como minúsculas manchas verdes en medio de una inmensa capa gris de asfalto. A pesar de que desde el Estany den Mas hasta Calas de Mallorca la relativa preservación del frente marítimo ha permitido la preservación de estos pequeños pulmones verdes, en la primera línea marítima que va desde Cala Anguila a S'Illot, los acantilados topan literalmente con centenares de viviendas unifamiliares. La causa de todo: unas Normas Subsidiarias de 1980 que permiten aumentar la capacidad de la población hasta alcanzar los 180.000 habitantes.

Del paraíso natural al paisaje del cimiento y de las grúas. Así es como aparece ahora Cala Magrana ante los ojos impotentes de decenas de vecinos que ven como cada día el cimiento de construcciones de nueva planta en forma de adosados y dúplex unifamiliares avanza imparable hacia los acantilados del litoral manacorí. Una nueva promoción de adosados que una conocida constructora está levantando a pocos metros del mar de Cala Magrana ha alzado nuevamente las críticas entre algunos vecinos que residen en el pequeño núcleo costero, ubicado entre Porto Cristo y Cala Mendia. «Nos preguntamos hasta cuando durará el crecimiento urbanístico de Cala Magrana. En muy pocos años la zona ha amanecido repleta de adosados con piscina que se alzan a escasos metros de la línea de protección marítima. No entendemos como el Ajuntament de Manacor y menos la demarcación de Costas, da vía libre a unas obras en un área que debería estar protegida», critican algunos vecinos de Cala Magrana.

Y ciertamente es así. Cala Magrana y Cala Mendia cuentan a día de hoy con muy pocos metros de superficie edificable. Ahora, una nueva promoción de viviendas en Na Magrana se alza como un auténtico pueblo en medio de la urbanización. No son pocos los escritos que rechazan este implacable urbanismo acelerado que en poco tiempo ha consumido la costa manacorina. El paisaje de cimiento de Cala Magrana encuentra su continuidad en el límite de los acantilados, donde se han reactivado un conjunto de chalets que fueron objeto de un litigio que enfrentó a promotora y vecinos. Este polémico litigio derivó en una sentencia favorable al Ajuntament de Manacor durante la pasada legislatura por haber concedido licencias de obra a los promotores de este conjunto de viviendas. Tanto el complejo de adosados como los chalets «con vistas al mar» son legales. Pero este patrimonio se ha perdido ya para siempre.