Algunos trabajadores de la gasolinera de Ullaró han mostrado su
incertidumbre y preocupación por el futuro del negocio, una vez
finalicen las obras de la autovía de Inca a sa Pobla. Según
explican los empleados, existe el peligro que la gasolinera cierre
si finalmente el establecimiento queda alejado de la autovía y sin
una entrada de acceso. Hace una semana, las máquinas empezaron los
trabajos de derribo de una parte de los surtidores de la gasolinera
y, a día de hoy, sólo quedan restos de hierros. «El pasado día 1 de
enero, ya no servíamos gasolina en los surtidores derribados y eso
provocó que sólo quedemos tres de los seis trabajadores que había
antes», explicaban ayer Biel Martorell y Francisco Pons, que
trabajan en la gasolinera.
Los trabajadores se muestran preocupados: «Estamos seguros que
no se ha firmado ningún papel para que se construya una entrada
para la gasolinera, no sabemos qué pasará con el negocio y con
nuestro lugares de trabajo», explicaba ayer Francisco Pons. «Si se
crea una entrada en esta zona tal vez la gente se parará a repostar
aquí, pero de momento no hay nada seguro», indicaron.
Entre los meses de junio y julio, la Conselleria d'Obres
Públiques del Govern expropió una parte de los terrenos de la
gasolinera y el pasado día 31 de diciembre los surtidores de la
zona expropiada dejaron de servir gasolinera. Ullaró es una de las
zonas más afectadas por la autovía y desde el inicio de las obras
los vecinos se han posicionado en contra del proyecto, que
consideran «abusivo». Por otra parte, el alcalde Francesc Aguiló
(PSM) explicó que enviará un escrito al Govern para que pague al
Ajuntament la ocupación de los caminos públicos del Hostal, Ullaró
y el Camí de ses Coves.
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